LA GACETA Al fútbol hay que pararlo ya
*Por Guillermo Monti. Esto se dijo infinidad de veces por infinidad de medios. Y sigue muriendo gente. Tal vez, de tanto machacar, de tanto repetir lo que todos saben
en algún momento alguien con dos dedos de frente detendrá esta locura.
- La violencia en el fútbol no cesa porque los tres poderes del Estado se caracterizan por una mezcla de complicidad e incompetencia.
- La solución es esencialmente política.
- Son los funcionarios, legisladores, gremialistas, punteros; en fin, todos aquellos que rondan los espacios de poder, los que utilizan los servicios de los barrabravas y después los protegen.
- La Policía no está capacitada para frenar la barbarie. Lo demuestra cada fin de semana. No sabe prevenir, los operativos son tan gigantescos como desastrosos. Y cuando reprime, se excede. 100% incompetente. Sin dejar de lado la connivencia con barrabravas en hechos delictivos.
- Los directivos solventan a los barrabravas. Les pagan viajes, les regalan entradas, les abren las puertas de los clubes a los mafiosos. Son grandes responsables.
- Los técnicos y los jugadores son la otra pata que banca a los fascinerosos. No les mezquinan ni plata ni atenciones.
- En suma: todo es un negocio. De un lado, los que se prenden en las apretadas, el tráfico de drogas, los robos. Del otro, los cobardes y los ineptos. Y en el medio, la sociedad.
- No hay justificativo: no se puede jugar más al fútbol.
- La violencia en el fútbol no cesa porque los tres poderes del Estado se caracterizan por una mezcla de complicidad e incompetencia.
- La solución es esencialmente política.
- Son los funcionarios, legisladores, gremialistas, punteros; en fin, todos aquellos que rondan los espacios de poder, los que utilizan los servicios de los barrabravas y después los protegen.
- La Policía no está capacitada para frenar la barbarie. Lo demuestra cada fin de semana. No sabe prevenir, los operativos son tan gigantescos como desastrosos. Y cuando reprime, se excede. 100% incompetente. Sin dejar de lado la connivencia con barrabravas en hechos delictivos.
- Los directivos solventan a los barrabravas. Les pagan viajes, les regalan entradas, les abren las puertas de los clubes a los mafiosos. Son grandes responsables.
- Los técnicos y los jugadores son la otra pata que banca a los fascinerosos. No les mezquinan ni plata ni atenciones.
- En suma: todo es un negocio. De un lado, los que se prenden en las apretadas, el tráfico de drogas, los robos. Del otro, los cobardes y los ineptos. Y en el medio, la sociedad.
- No hay justificativo: no se puede jugar más al fútbol.