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La extraña enfermedad que padece Natalia Oreiro: de qué se trata la misofonía
La actriz y cantante uruguaya contó cómo es su vida cotidiana con el padecimiento. "Me siento vulnerable", dijo.
Natalia Oreiro sufre misofonía, que le llega a causar irritabilidad, rabia o estrés ante ruidos muy sencillos como masticar un chicle, golpes en el piso o un sonido de campana. La terapia para la misofonía fue desarrollada por los neurocientíficos estadounidenses Pawel Jastreboff y Margaret Jastreboff.
“Un tema que tengo con ciertos ruidos que generan las personas y me causan ansiedad. Desde chica me hace sentir muy vulnerable. Cuando las personas descargan ansiedad con algún movimiento a repetición, las personas con misofonía absorbemos esa ansiedad”, contó la artista de 45 años en diálogo con revista ¡Hola!
A la misofonía también se la conoce con el nombre de síndrome de sensibilidad selectiva al oído y puede provocar ansiedad, ira extrema y hasta miedo intolerancia frente al acto de sorber.
Susana Domínguez, fonoaudióloga de la Unidad de Acúfenos e Hiperacusia del Hospital Italiano de Buenos Aires y miembro de las asociaciones argentina y española de Audiología, explicó en La Nación: “Es un vocablo griego: miso –odio– y phono –sonido–. En nuestra experiencia observamos que se trata de una condición neurológica asociada a experiencias negativas del pasado del paciente, que le generan esa aversión a los sonidos. Si no se trata, con el tiempo empeora y los limita tanto que a veces dejan de hacer cosas, como ir a trabajar”.
No existe un tratamiento específico para la misofonía, pero sí algunas terapias y estudios que funcionan según cada caso.
“No es fácil el diagnóstico y las pruebas deben ser llevadas a cabo de manera individual por el médico o profesional, ya que no existen pruebas específicas para realizarlo. La reacción en forma extrema a los sonidos indicará al profesional el grado de la afección”, señaló la psicóloga Cecilia Salas Gatti, directora ejecutiva de la ONG de salud mental Casaclub BairesSalas.
“Suele tratarse con diferentes tipos de terapias que lleven a la desensibilización y a aprender a convivir con ella: desde el reentrenamiento de acúfenos (silbido o zumbido constante en uno o ambos oídos) a terapias cognitivo conductuales para ayudar al paciente a tolerarla y mejorar su calidad de vida”.
En tanto, Domínguez comentó también en La Nación que “para extinguir estos reflejos condicionados anómalos que intervienen en la vida del paciente, se utiliza la exposición gradual a los sonidos e incrementar sus niveles de forma paulatina, mezclando los sonidos que causan la incomodidad con otros placenteros. La idea es mutar esas emociones negativas por pensamientos positivos y contrarrestar esos momentos con, por ejemplo, un fondo de música. También se pueden emplear técnicas de respiración y meditación para modificar la conducta de reacción”.
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