La estela del caso Ciccone
*Por Ricardo Kirschbaum. La suerte del fiscal Rívolo, que investiga si existe conexión entre el director ejecutivo de Ciccone y Amado Boudou, parece estar echada.
El nuevo juez en la causa, luego del desplazamiento de Rafecas por los "mensajitos" conciliadores con uno de los abogados de los investigados, tomará el expediente y hará él mismo la pesquisa.
El desplazamiento del fiscal no sería por mal desempeño . Ni por haber paralizado la investigación. Lo dejarían fuera por todo lo contrario, es decir por haber avanzado.
Fue interesante escuchar al jefe del bloque oficialista del Senado fundamentar las razones del rechazo del pedido radical de constituir una comisión investigadora a Boudou. Pichetto apuntó a la razón mediática, cuestión descalificadora para cualquier decisión que no tenga el visto bueno del poder político . El Gobierno, valga la paradoja, hace uso y abuso de los recursos mediáticos y de la propaganda engañosa. Para Pichetto eso no importa. Sí, que se hubiera difundido el allanamiento a un departamento de Boudou, al que Vandenbroele le pagaba las expensas y el servicio de cable.
El vicepresidente sonreía por el rechazo a la investigación mientras los radicales averiguaban si los socialistas habían votado la iniciativa, y éstos les recriminaban por no haberlos consultado. El error de Rojkes de Alperovich distendió el clima. Nadie la interpeló por su grosería contra una familia pobre a la que le asesinaron la hijita en Tucumán.
Pero la situación política y judicial de Boudou no es tan saludable como la que quiere indicar su sempiterna sonrisa. Entró por la puerta de atrás a una reunión en Washington y no consiguió en público ningún funcionario de alto nivel de la Casa Blanca que lo arropara , mientras sus aliados lo tienen en un corralito para que no lo inoportunen con preguntas sobre Ciccone .
En el Senado las restricciones al periodismo ya se hicieron evidentes.
Las medidas pueden ser efectivas pero la verdad, tarde o temprano, se conocerá.
El desplazamiento del fiscal no sería por mal desempeño . Ni por haber paralizado la investigación. Lo dejarían fuera por todo lo contrario, es decir por haber avanzado.
Fue interesante escuchar al jefe del bloque oficialista del Senado fundamentar las razones del rechazo del pedido radical de constituir una comisión investigadora a Boudou. Pichetto apuntó a la razón mediática, cuestión descalificadora para cualquier decisión que no tenga el visto bueno del poder político . El Gobierno, valga la paradoja, hace uso y abuso de los recursos mediáticos y de la propaganda engañosa. Para Pichetto eso no importa. Sí, que se hubiera difundido el allanamiento a un departamento de Boudou, al que Vandenbroele le pagaba las expensas y el servicio de cable.
El vicepresidente sonreía por el rechazo a la investigación mientras los radicales averiguaban si los socialistas habían votado la iniciativa, y éstos les recriminaban por no haberlos consultado. El error de Rojkes de Alperovich distendió el clima. Nadie la interpeló por su grosería contra una familia pobre a la que le asesinaron la hijita en Tucumán.
Pero la situación política y judicial de Boudou no es tan saludable como la que quiere indicar su sempiterna sonrisa. Entró por la puerta de atrás a una reunión en Washington y no consiguió en público ningún funcionario de alto nivel de la Casa Blanca que lo arropara , mientras sus aliados lo tienen en un corralito para que no lo inoportunen con preguntas sobre Ciccone .
En el Senado las restricciones al periodismo ya se hicieron evidentes.
Las medidas pueden ser efectivas pero la verdad, tarde o temprano, se conocerá.