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La estatización del Tren de la Costa: un servicio que pasó del lujo al abandono

Inaugurado hace 18 años, deja pérdidas económicas año tras año y requiere importantes obras de mantenimiento. El Gobierno Nacional anunció hoy su estatización.

El ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, anunció hoy la polémica decisión de estatizar el Tren y el Parque de la Costa. A 18 años de su inauguración, el tren se ha convertido en un servicio poco rentable y requiere un importante trabajo de mantenimiento. Para comprender mejor esta situación de abandono que tiene el servicio, es necesario repasar su historia.

Considerado como un ferrocarril ecológico de lo más moderno en la Argentina, inicia su itinerario en el partido de Vicente Lopez, en la estación Maipú, hasta la estación Delta en el partido de Tigre. En el medio pasa por otras nueves estaciones: Borges, Libertador, Anchorena, Barrancas, San Isidro, Punta Chica, Marina Nueva, San Fernando y Cana. La inauguración formal del Tren de la Costa, los centros comerciales y las estaciones fue el 20 de abril de 1995. Cinco días más tarde se inició la prestación del servicio público.

El proyecto Tren de la Costa se realizó con un presupuesto de 350 millones de dólares y fue pensada como un paseo turístico, exclusivo y de lujo en la década del '90, que transportaría unos 23 millones de pasajeros por año. Sin embargo, hoy parece estar muy lejos de esa premisa: de lunes a viernes apenas transporta a un máximo de 500 personas por día y los fines se semana viajan 1.500 en el tren, que tiene un recorrido de 15.5 kilómetros y se conecta con el Delta. No llega ni siquiera a los 200 mil pasajeros por año.


Por otro lado, el servicio ya no conserva la modernidad que lo caracterizó hace casi dos décadas. Ventanas rajadas que no se pueden abrir, falta de pintura y de cestos de basura, asientos destrozados, luces sin funcionar, y, principalmente, falta de rampas para discapacitados son las principales quejas de los usuarios del servicio. Es frecuente que no haya nadie encargado de verificar si se compró el pasaje y han habido quejas sobre el correcto funcionamiento de la tarjeta SUBE en el tren.

Viajar con este servicio cuesta $10 para los argentinos y $16 para los extranjeros. Cuando fue inaugurado sólo costaba $1,50. Por su parte, la venta de pasajes ha descendido alrededor de un 28%.

El Gobierno Nacional ha decidido hacerse cargo de un servicio de transporte que año tras año carga con una deuda mayor y se encuentra en una situación de abandono difícil de revertir. Los funcionarios no han especificado qué harán con el servicio pero, si hay algo seguro, es que se tendrá que trabajar duro para que recupere el prestigio que supo tener.