La esposa de Marcelo Araujo rompió el silencio tras el escándalo con las hijas del periodista
Las hijas del relator ingresaron al hogar por la fuerza para cambiar la cerradura y quitar sus pertenencias.
La internación de Marcelo desencadenó un fuerte conflicto entre su segunda esposa, Graciela Ocampo, y sus hijas, fruto del primer matrimonio.
Sucede que Florencia Zilberman y Soledad Tuny Testi, hijas del comentarista deportivo, que también dio positivo de Covid, se presentaron en el hogar de su padre en Retiro para cambiar la cerradura y quitar las pertenencias de Ocampo, que tiempo atrás dejó la vivienda tras una fuerte discusión con Araujo que finalizó con un llamado de su parte al 911 por violencia de género.
A través de mensajes que le envió a la producción de Los Ángeles de la mañana (El Trece, lunes a viernes a las 11), Ocampo contó su versión de lo sucedido.
“La verdad es que no me gusta hablar de cosas tan íntimas, nuestro entorno nos conoce y sabe que soy una mujer reservada que se ocupa de su trabajo, sus hijos, nietos y su marido hace 20 años. Pero finalmente decidí escribir esto con el apoyo de mis hijos, y lo que quieras ampliar de lo legal, podés hablar con mi abogada", comenzó.
Y siguió: “Son muchos años junto a Marcelo, ¡este año cumpliríamos 19 años juntos! Y cómo muchas parejas tuvimos peleas, separaciones, pero siempre volvíamos, siempre lo cuidé y lo seguí haciendo hasta el último momento cuando subí a la ambulancia, preocupada por su estado”.
“Es cierto que estábamos distanciados hacía 2 meses, pero fue una situación muy triste y grave, en donde tuve que llamar al 911 y no voy a profundizar en eso. No seguí el consejo de la policía que vino a casa y preferí escuchar a mis hijos que me pidieron que me fuera”, se sinceró.
“Muchas mujeres, para bien o para mal, por temor o por lo que sea, hacemos eso. De ese tema no quiero hablar, sólo decirte que como tantas mujeres sufro hace años una situación que creí ponerle fin ese día de febrero, pero después su estado de enfermedad y abandono, me llevó a volver para asistirlo”, explicó.
“Por eso fue tan duro enterarme que mientras mi marido estaba internado, su propia familia cambiaba la cerradura de donde vivíamos y daba órdenes de que yo no entrara, amenazando con sacar mis cosas a la calle. Nunca discutí por el departamento, viviendo ahí con mi marido me enteré que se lo había donado a la hija, y yo no quiero nada que no me corresponda pero después de 20 años y con el padre internado, ¡no podía permitir que me traten como a un perro! Con Marcelo afuera del hospital y sano si Dios quiere, resolveremos nuestros temas como corresponde a gente grande que compartió una vida”, concluyó Graciela Ocampo.
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