La espada de Cristina llegó al Macro
Por Carlos Pagni* Cuando se escriba la historia, el episodio podría ilustrar el comienzo de una etapa. En Banco Macro, uno de los más grandes del país, se produjo un divorcio.
El vicepresidente, Delfín Jorge Ezequiel Carballo, abandonó la casa. Carballo es cuñado y socio de Jorge Brito, el presidente del banco. Lo habían fundado juntos.
Se complementaban bien. Brito, de alto perfil, inclinado a la política y los medios. Carballo, un desconocido para el público, cultiva las virtudes del banquero: es discreto y obsesivo con los fondos. En la City ganó fama por ser brillante. Fue el cerebro económico del banco.
Los detalles de la ruptura son desagradables. Importan los conceptos: dos formas distintas de apreciar al Gobierno, de vislumbrar el futuro. La crisis cambiaria y las decisiones a que ella obliga precipitaron el desenlace. Carballo disfruta de unas largas vacaciones en París.
Los Kirchner son superdotados para dividir todo lo que se les acerca. Esta vez le tocó al Macro. Si no fuera un sacrilegio, se diría que tiene algo de evangélico. "No he venido a traer la paz, sino la espada."