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La escasa actividad del Congreso

Mientras la presidenta Cristina Fernández dedicó tramos de su discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso, la semana pasada, a criticar el rendimiento parlamentario, el oficialismo acordó con una parte de la oposición una agenda de actividades que reduce al mínimo el tratamiento de leyes para el corriente año electoral.

La idea sería dar tratamiento exclusivamente a proyectos de ley no conflictivos y garantizar una sesión plenaria por mes, en vistas del apretado calendario de comicios provinciales y nacionales a desarrollarse a lo largo de este año. Mientras en Diputados, el kirchnerismo mantiene una primera minoría, los bloques de la oposición no han logrado conformar mayorías propias para imponer la sanción de leyes. En el Senado, la paridad es mayor y el oficialismo mantiene una frágil mayoría contando con aliados provinciales.

En estas condiciones, entre el escaso interés del Gobierno en debatir las leyes en el Congreso y la falta de estrategias unificadas en la oposición, el resultado es una situación de equilibrio o paridad que neutraliza la dinámica y los resultados de la actividad parlamentaria.

La Presidenta recriminó a diputados y senadores por la baja cantidad de leyes sancionadas el año pasado y responsabilizó a la oposición por la no aprobación del proyecto de Presupuesto para el corriente año, soslayando que el oficialismo se negó a discutir y modificar dicho proyecto en el Parlamento.

Al mismo tiempo, pidió el tratamiento de los proyectos de ley para combatir la evasión y el lavado de dinero, regular el trabajo rural y el servicio doméstico y la sanción de la demorada Ley Penal Tributaria. Anunció, además, el envío de un proyecto de modificación de la ley de adopción y otro contra la extranjerización de tierras. Para que mejore el rendimiento parlamentario que la jefa del Ejecutivo describió tan críticamente es preciso, en primer lugar, que cambie la relación entre el Ejecutivo y el Legislativo, un objetivo en el que el cual el oficialismo sigue teniendo la principal responsabilidad.

El bajo rendimiento legislativo que la Presidenta criticó en su discurso de la semana pasada ante el Congreso tiene en el oficialismo a uno de sus principales responsables.