DOLAR
OFICIAL $816.08
COMPRA
$875.65
VENTA
BLUE $1.18
COMPRA
$1.20
VENTA

La enfermedad italiana se llama Berlusconi

* Por Francesco Saverio. La crisis política es añeja, pero el primer ministro y sus socios la llevaron al límite, actuando como agentes patógenos sobre las instituciones.

La crisis gravísima que atraviesa la democracia italiana se debe a los ataques profundos que Silvio Berlusconi ha infligido a la estructura nacional, a las instituciones republicanas y a la sociedad en su conjunto. Se podrá preguntar: ¿cómo es posible? ¿Cómo puede un solo hombre hacer tantos estragos en una democracia con sus instancias de debate y de control? Primero, no se pueden limitar las depravaciones sufridas por el país al desprecio real e insoportable hacia la imagen de la mujer que manifiestan Berlusconi y el imperio mediático que él domina. Las mujeres italianas no son, efectivamente, tan tontas como para tomar como imagen de sí mismas a la prostituta de la que Berlusconi usa y abusa antes de descartarla. Eso es por supuesto insoportable. Pero hay otra cosa.

Se comenzará a comprender la gravedad de la situación cuando se observe que, aunque bajo la acción conjugada de una oposición de centroizquierda, lamentablemente todavía muy insegura y dividida, de la opinión pública, o lo que queda de ella, y de la justicia, Berlusconi fuera destituido, lo sería por un proceso de orden semiprivado y no políticamente . Las instituciones democráticas italianas alcanzaron tal grado de disgregación y de corrupción que ya no funcionan .

Si un ataque tan profundo, que desfigura al país, pudo ocurrir, es porque Berlusconi llegó al poder en un cuasi vacío político . El desmantelamiento de la clase política a fines de los años 1980, luego de la operación "Mani Pulite" llevada a cabo por el Poder Judicial, ya ponía en evidencia la profundidad de la corrupción pública . De modo que el poder de Silvio Berlusconi es el efecto de una crisis de larga data de la democracia italiana, que él supo utilizar en su beneficio.

La democracia populista, deslegitimada e ilegal, está convirtiéndose en la tumba de la vida pública italiana.

Cuando una democracia se agota, cuando el espíritu republicano se debilita, el poder democrático es presa de quienes desean apoderarse del país, que está listo para caer en sus manos. Una vez en el poder, no dejan con vida más que el simulacro de las instituciones democráticas y un sistema mediático omnipresente que golpea a los ciudadanos e intimida a la prensa libre para que aprendan a obedecer, a callarse o repetir la voz del amo.

Vemos en qué contexto Berlusconi y sus agentes patógenos, socios o cortesanos que lo defienden como a su amo , constituyeron un sistema monopólico: el acaparamiento por un solo hombre, un solo dueño, de la escena política y de la escena mediática .

Las instituciones republicanas sufren presiones permanentes que intentan llevarlas en una dirección populista, las leyes constitucionales han sido casi destruidas, el poder criminal parece haber ofrecido sus medios económicos como apoyo. La constitución italiana fue alterada hasta tal punto que Italia se ha transformado en una democracia despótica desprovista de legitimidad y legalidad .

Italia llegó a este punto. Una toma de conciencia democrática de los ciudadanos es necesaria y posible.