La encrucijada del campo
Se demora el tratamiento legislativo de las retenciones que rechaza el sector ruralista. La Mesa de Enlace tambalea ante la falta de resultados.
El tratamiento parlamentario del proyecto de Ley de Presupuesto le dejó en claro al oficialismo gobernante que la oposición no quedó demasiado sensibilizada por la muerte del ex presidente Néstor Kirchner.
La decisión de devolver la iniciativa del Poder Ejecutivo a comisión fue un golpe al corazón del kirchnerismo e insufló fuerzas a los sectores contrarios al Gobierno de Cristina Kirchner, que habían visto desmoronarse sus estrategias electorales con vistas a 2011, tras la salida de escena del líder indiscutible del peronismo en la Argentina. La bocanada de oxígeno también favoreció -indirectamente- al campo, el enemigo número uno de la administración kirchnerista, que se ilusiona con dar un gran golpe con la eliminación-disminución de las retenciones a los granos.
La asonada ruralista contra las pretensiones del Gobierno nacional de establecer retenciones móviles a la soja y sus derivados en 2008 generó dos momentos clave, más allá de las protestas en sí mismas: el voto "no positivo" del vicepresidente Julio Cobos, y la derrota que el campo le propinó al oficialismo en las elecciones legislativas del 28 de junio de 2009.
Sin embargo, ese pináculo de euforia se desplomó rápidamente, y el accionar de los entonces flamantes "agrodiputados" quedó diluido, en parte por falta de experiencia, en parte porque la oposición no parece encontrar un norte claro, en parte porque la administración Kirchner optó por ningunear todo lo que tuviera alguna vinculación con el campo, pero fundamentalmente porque el ruralismo aglutinado en torno de la Mesa de Enlace Agropecuaria simplemente se desmovilizó. O sea, la cruzada ruralista se quedó sin nafta a poco de alcanzar la meta.
La muerte de Kirchner definitivamente descolocó todos los planes opositores en un primer momento. Los propios agrodiputados terminaron admitiendo que el compromiso de eliminar las retenciones fracasó al menos en este período legislativo y tiene muy pocas chances de que se revierta en un año electoral, como será 2011.
El objetivo del movimiento agrario era eliminar gradualmente las retenciones y terminar con la Oficina Nacional de Control Comercial Argentino (Oncca). Así, la comisión de Agricultura y Ganadería de la Cámara de Diputados de la Nación receptó 29 proyectos de retenciones. En el proyecto de la mayoría, cuyo coautor es el diputado tucumano Juan Casañas (Coalición Cívica) se aspira en el caso de la soja a que las retenciones queden en el 10% en 2015 mientras que se indica que, en el caso del maíz y productos de carne vacuna, las retenciones sean cero en 2013.
Los cambios en el proyecto de segmentación para aplicar las retenciones y las negociaciones individuales con el Gobierno fueron el núcleo de las acusaciones que en los últimos meses se cruzaron los dirigentes rurales.
La falta de definiciones en torno de las tratativas parlamentarias y la escasa vocación política de los hombres de campo pusieron nuevamente en la picota la existencia de la Mesa de Enlace Agropecuaria, aquella que motorizó la protesta ruralista nacional que puso en vilo la gestión de Cristina Kirchner. El que más fogonea sobre la falta de efectividad de la Mesa es el presidente de la Federación Agraria Argentina (FAA), Eduardo Buzzi, para quien se produjo un quiebre en la institución, mientras que el titular de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Mario Llambías, opina que la entidad perdió dinámica y protagonismo, porque -según sus palabras- "ha dejado de ser una prioridad" ante tantos problemas que tiene el país.
El presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Hugo Biolcati, reconoce que si bien las cosechas mejoraron como consecuencia de una mayor cantidad de lluvia, "las políticas que impiden los beneficios a los productores y al resto de la economía siguen, y eso provoca diferencias". Los máximos dirigentes del ruralismo argentino hacen autocrítica, como se ve, pero los tiempos siguen siendo inciertos, porque una sucesión de acontecimientos políticos y económicos (inflación, reunión de la cumbre del G-20 en Corea del Sur, y tratamiento presupuestario, entre otros), no dejan lugar, por ahora, para otro tipo de debates.
Los ruralistas tucumanos, que tienen acceso a la "cocina" de la información agropecuaria nacional y a los movimientos legislativos, admiten que por el momento se frenaron las iniciativas contra las retenciones. No quieren que una avanzada del agro sobre el Gobierno convierta a la presidenta Kirchner en una víctima de lo que el oficialismo considera los grupos concentradores del poder económico en la Argentina. El fin de año está a la vuelta de la esquina, y cuando el receso estival concluya, la campaña electoral entrará en zona caliente.
Pero los hombres de campo no dejan de autoconvencerse de que están siendo víctimas de un despojo ya crónico por parte del Estado central y esbozan algunas definiciones sobre las consecuencias que la política agropecuaria nacional, está generando en la canasta alimentaria, con subas de precios sostenidas en los principales componentes de la mesa de los argentinos, especialmente la carne.