La emergencia habitacional porteña cumple una década sin soluciones
Un informe de la Comisión de Vivienda que será presentado hoy en la Legislatura revela que el "boom inmobiliario" que profundizó la fractura entre el norte y el sur de la Ciudad de Buenos Aires no redujo el déficit habitacional.
En el año del Bicentenario, la Ciudad de Buenos Aires dará a luz un nuevo aniversario que nadie quiere ver. Antes de fin de año, la Legislatura porteña debatirá la prórroga por tres años de la Ley de Emergencia Habitacional en todo el territorio porteño, cerrando una década donde no pudo detenerse la expulsión de personas con graves problemas de vivienda. Según un informe de la Comisión de Vivienda de ese cuerpo, que será presentado esta tarde por su titular, la diputada porteña Rocío Sánchez Andía, en la última década jamás se hizo un diagnóstico preciso sobre la cantidad de afectados por la crisis.
Sin embargo, un relevamiento realizado por la comisión revela que en la ciudad hay más de 100 mil inmuebles vacíos aptos para la vivienda, frente a un universo de excluidos compuesto por más de 12 mil personas que sobreviven en 150 asentamientos, 170 mil personas que habitan en las 16 villas de emergencia, 110 mil en barrios y complejos municipales con graves fallas estructurales, otras 5000 que pasan sus días bajo las chapas de dos complejos habitacionales transitorios, 9000 que viven en inquilinatos y otras 6000 en hoteles y pensiones.
El escenario, según el documento, es mucho peor que los datos que arrojó la Encuesta Anual de Hogares (EAH), en 2007. En aquel año, el 5,5% de los hogares y el 5,6% de las personas habitaban en inquilinatos, conventillos, hoteles, pensiones o construcciones no destinadas a vivienda, como ranchos o casillas.
El 10,4% de los hogares se encontraba en situación de hacinamiento y un 38,9% de los hogares no eran propietarios de la vivienda que ocupan, en medio de una población con 3 millones de personas, de las que casi un tercio (27,2%) son inquilinos, y el 11,7% reside en una vivienda de manera irregular o precaria.
La investigación, titulada Buenos Aires Sin Techo, es un informe sobre la emergencia habitacional porteña y ofrece una mirada profunda sobre la Buenos Aires posterior al boom inmobilliario que profundizó la fractura entre el norte y el sur de la ciudad.
El documento fue elaborado bajo la coordinación del diputado con mandato cumplido Facundo DiFilippo, junto a Sánchez Andía, y sostiene que "el boom de la construcción es una etapa superada y no tuvo efectos significativos en la reducción del déficit, porque estuvo principalmente orientado a la construcción de viviendas de tipo ‘no sencilla’ y en los barrios más caros de la ciudad".
Las consecuencias de esa tensión cayeron en un saco roto con créditos hipotecarios cada vez más inaccesibles para los sectores medios y la multiplicación de juicios por desalojo que se registraron en los últimos dos años.
El informe destaca la naturaleza expulsiva del boom inmobiliario ante la "incapacidad de conciliar la puesta en valor de los barrios más postergados con la permanencia de sus habitantes de menores recursos, como en el Abasto y La Boca". Otro de los impactos masivos de la crisis habitacional lo constituye el millón de inquilinos de la ciudad.
Los duros requisitos hacen casi imposible el acceso a un alquiler para los sectores más postergados, que no pueden presentar sólidas garantías y pagar las altas comisiones y meses de adelanto y quedan flotando como náufragos en el mar de la crisis habitacional. La otra cara de la euforia inmobiliaria.