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La economía como eje de la campaña oficialista

* Por José Calero. La elección de Amado Boudou como compañero, pero sobre todo el ahínco en destacar día tras día los "logros" de su gestión en crecimiento y empleo, reflejan la intención de la presidenta Cristina Fernández de poner a la economía como eje de la campaña electoral.

En la Casa Rosada están convencidos de que con una economía creciendo al 9 por ciento anual y la Argentina girando a contramano de un mundo que se cayó a pedazos por una fenomenal crisis financiera, será imposible arrebatarle un nuevo mandato a la "pingüina".

Si a esto se suma el aliento al consumo, ya bautizado como "voto LCD" por algunos analistas, que podría reconciliar a la Presidenta con sectores esquivos de la clase media, más la esperada decisión de impulsar créditos más accesibles para la vivienda, el horizonte para el 23 de octubre aparece despejado aunque aún faltan meses.

Como bien enseñó James Carville, asesor estrella del demócrata Bill Clinton a la presidencia de los Estados Unidos en 1992, las campañas electorales deben enfocarse en cuestiones decisivas para la vida cotidiana de la gente y sus necesidades inmediatas.

"La economía, estúpido", fue una de las tres frases de cabecera que Carville sugirió en su momento a un entonces muy joven gobernador de Arkansas, y ahora Cristina parece decidida a orientarse con la misma estrategia.

Es muy difícil que un gobierno pierda una elección si la economía marcha viento en popa, y los altos precios de los commodities, más el arrastre del Brasil como comprador de autos producidos en la Argentina, muestran un panorama alentador.

OTRO ECONOMISTA

En la vereda de enfrente, el candidato opositor que aparece con más chances de acercarse a Cristina, Ricardo Alfonsín, también eligió como compañero de fórmula a un economista, Javier González Fraga.

No son las primeras experiencias en la Argentina: en 1999, el ex ministro de Economía Domingo Cavallo se presentó a la Presidencia y alcanzó 2 millones de votos.

En el 2007, Roberto Lavagna fue como candidato de la UCR y salió tercero en la Presidencial, con 3,3 millones de sufragios.

Ahora, eligiendo a Boudou, Cristina no sólo se garantiza la compañía de un incondicional, dispuesto a todo por la defensa del "modelo", sino también a un dirigente que tiene buena recepción entre los votantes de clase media, y en especial en el renuente electorado porteño.

La cercanía del ministro de Economía con el jefe de la CGT, Hugo Moyano, relegado en las listas de candidatos, también puede contribuir a aliviarle a la mandataria un foco de conflicto latente.