La durísima historia de vida de Ángel Correa: el camino de la desesperanza hacia la gloria

El chico que despertó las miradas de todos en San Lorenzo, y que fue pieza clave para que el club de Boedo gane por primera vez su ansiada Copa Libertadores, conoció el cielo y el infierno en  semanas: había sido transferido al poderoso Atlético de Madrid de Diego Simeone. Poco después una seria disfunción en su corazón casi termina su carrera.

Correa tenía un quiste en uno de los ventrículos de su corazón, en julio pasado fue operado a corazón abierto en Estados Unidos. Le tuvieron que limar el esternón para extirparle el tumor. Los médicos habían afirmado tres veces que no volvería a jugar al fútbol. Pero volvió...

El desafío en su vuelta era el Sudamericano Sub 20, el equipo llegaba con mayoría de la camada que había ganado la edición 2013 del certamen en Sub 17, con el polémico y cuestionado Humberto Grondona como DT. A ese grupo, que lo recibió con los brazos abiertos, se acopló Correa.

¿El Sub 20 estaba en deuda? Y si, como locales en 2013 no habían pasado la fase de grupos en el Sudamericano clasificatorio al Mundial, y en 2011, no se había logrado el pasaje a los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Cuando la figura de Grondona tiraba las expectativas para atrás, Correa se erigió en líder futbolístico, capitán y figura de un equipo que se llevó el título y se aseguró la única plaza directa para Rio 2016.

Por supuesto que en el Sudamericano se lució la armada de River, con el arquero Augusto Batalla, el zaguero Emmanuel Mamanna (sin duda, ambos con futuro de Selección), y la capacidad goleadora de Giovanni Simeone. Pero éste último recibió la gran ayuda del ex San Lorenzo, quien en efecto fue votado como el Mejor Jugador del Torneo.

Correa apareció en momentos clave: una asistencia de otro planeta con la que Maximiliano Rolón encaminó el triunfo ante Brasil, decisivo para las aspiraciones de título, o el mismísimo gol del campeonato, tras una jugada individual magnífica frente a la defensa de Uruguay.