La dura carta abierta de Miguel Ángel Solá contra Aníbal Pachano por el coronavirus
El mediático había asegurado que no cumpliría la cuarentena impuesta por el Gobierno.
Tras las polémicas declaraciones de Aníbal Pachano sobre las medidas de prevención implementadas por el presidente Alberto Fernández para mitigar el brote del coronavirus en el país, Miguel Ángel Solá apuntó contra el mediático y le dedicó una contundente carta criticando su accionar.
Solá decidió escribir en su cuenta de Facebook una “Carta abierta a un desubicado más”, dirigida directamente al artista, en la que aseguró que con sus dichos había “atentado contra la vida de todos”.
Con mucho respeto, pero con dureza, el actor residente en Madrid indicó: “Puede llegar a comprenderse dado que en ese espacio se vuelve tonto el capaz. Pero no puede justificarse semejante inconsciencia, indiferencia hacia el otro o pura ignorancia. O peor aún: como una chicana política. No vuelva por ahí, Aníbal Pachano. Este no es un caso de rebeldía anti peronista; éste es un problema que la muerte le plantea a la vida. Y no sólo a usted, sino también a su talentosa y bella hija, a sus amigos, sus colegas, gente que quiere y que no quiere, y a su propia empatía y capacidad. Este virus no discrimina entre afectos y no; entre peronistas y macristas. Ni entre chorros o no chorros. Entre pedófilos o no. Ni entre capos narcos o traficantes de mujeres, órganos, niños y arnamentistas o no. Ni siquiera entre falsos talentos o no. Ojalá lo hiciera”.
El actor se ocupó de explicar la situación que se vive en España, dónde en el último día hubo 150 muertos por coronavirus, y señaló lo contraproducente que puede ser que en nuestro país no se tome ese ejemplo para actuar rápidamente. En ese sentido, remarcó lo peligrosas que pueden ser las palabras de un artista de la talla de Pachano.
“Usted ha incurrido en un delito de lesa imbecilidad, que hace perder a la Argentina horas (y lleva 20 días de ventaja para usar sus herramientas con respecto al coronavirus, gracias a la desgraciada experiencia de otros países)”, remarcó Solá. Y señaló que el presidente “debería ponerlo a usted un ratito en un rincón para que tenga tiempo de meditar sobre la barbaridad inoportuna que ha cometido, que convive con la ilegalidad y no puede aceptar la ciudadanía (peronista y no) como libertad de expresión, porque ha atentado contra la vida de todos”.
La carta completa de Solá:
“Acabo de leer que en un espacio de comidas de tv -que por seguridad la anfitriona no toca-, un valioso artista de varieté, dijo: “Yo no me pienso esconder porque se le ocurre al Presidente.
Puede llegar a comprenderse dado que en ese espacio se vuelve tonto el capaz. Pero no puede justificarse semejante inconsciencia, indiferencia hacia el otro o pura ignorancia. O peor aún: como una chicana política. No vuelva por ahí, Aníbal Pachano. Este no es un caso de rebeldía anti peronista; éste es un problema que la muerte le plantea a la vida. Y no sólo a usted, sino también a su talentosa y bella hija, a sus amigos, sus colegas, gente que quiere y que no quiere, y a su propia empatía y capacidad. Este virus no discrimina entre afectos y no; entre peronistas y macristas. Ni entre chorros o no chorros. Entre pedófilos o no. Ni entre capos narcos o traficantes de mujeres, órganos, niños y arnamentistas o no. Ni siquiera entre falsos talentos o no. Ojalá lo hiciera. Sé que está acostumbrado a luchar contra las adversidades, lo sé valiente y lo admiro.
No empañe su calidad humana con ese tipo de cosas. Si usted quiere no creer, sepa: ayer hubo -sólo en España 150 muertos y ciento de nuevos contagios, muchos de ellos por haber quebrantado los protocolos decretados por Sanidad Social. Calculan, los que llevan estadísticas, que el paso del virus se llevará consigo 65.000.000 de humanos. También se sabe que a las estadísticas suele irle mejor que a las personas.
Como individuo, puede usted decidir hasta por la eutanasia asistida (no sé si está en vigencia allí aún), pero como miembro de la sociedad que lo ha visto crecer -gracias su enorme esfuerzo y capacidad, y a quienes lo impulsaron con su apoyo-, no tiene derecho a convertirse en un egoísta, en un mínimo, en un ejemplo del atraso corazonal ni de la ignorancia cerebral. Ayude a vivir a los demás. Encierrese y refresque su alma leyendo La Peste, de Albert Camús, para enterarse de lo que con su ‘palabra autorizada’ puede llegar a provocar.
Recuerde que por años de mala educación civíl tuvimos 19 gobiernos militares y ladrones de todo tipo y signo, los más repugnantes, sentados, salvo honrosas excepciones que dijeron ¡no!, en la mesa en que usted comió. Queda a su criterio y riesgo. Pero claro, no es lo que entra en su boca lo que envenena a los demás, si no lo que de su boca sale. En una EMERGENCIA CIVIL no se debe incitar a la DESOBEDIENCIA CIVIL, aunque se hable en primera persona.
El señor Presidente de la Nación Argentina, que está llevando muy bien el tema Coronavirus -pese a la precariedad de medios y a los asquerosos manipuladores de redes sociales, e intermediarios-, si hasta ahora no lo ha hecho -porque él sí tiene tareas muy pesadas que resolver y no solo por la funesta herencia recibida-, podría y debería ponerlo a usted un ratito en un rincón para que tenga tiempo de meditar sobre la barbaridad inoportuna que ha cometido, que convive con la ilegalidad y no puede aceptar la ciudadanía (peronista y no) como libertad de expresión, porque ha atentado contra la vida de todos; tal como lo pretendía un imbécil que revienta a trompadas a un guardia de seguridad por exigirle cumplir el protocolo.
Lo que de palabra hizo usted es su equivalente, los argentinos clamamos ¡Justicia! ¡a los gritos!, según la campana que toca, pero solemos despreciar y saltarnos la Ley cuando nos dan el más imperceptible guiño despreciando esa Ley que nos debe hacer iguales en derechos y obligaciones. Usted ha incurrido en un delito de lesa imbecilidad, que hace perder a la Argentina horas (y lleva 20 días de ventaja para usar sus herramientas con respecto al Coronavirus, gracias a la desgraciada experiencia de otros países), discutiendo si su irracional actitud de nene bien rebeldismo (a su edad) es compatible con esos derechos y obligaciones. O bien lo ha hecho conociéndolas y pasándolas por el forro, creo yo, debido al primer trofeo de utilería que se llevó a la boca, que actúa como la droga de verdad, pero al revés.
Actitudes como la suya -como bien ha escrito María Elena-, hacen que la humanidad retroceda en cuatro patas. No peque de ignorante si no lo es y no vuelva a ese ciclo, contagia a los buenos de hábitos malos y a los malos de peores. ¡Un bromatólogo a mi derecha, por favor! Miguel Ángel Solá”.
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