La decisión de Alejandro Sabella nos llevó a semifinales

Desde que arrancó el Mundial, Alejandro Sabella fue muy criticado (y con razón) por el periodismo, el público y hasta los jugadores, que le reprocharon la línea de 5 defensores que paró ante un rival tan flojo como era Bosnia.

Sin embargo, en el partido ante Bélgica hay que sacarse el sombrero: tomó las decisiones correctas que llevaron a que la Argentina juegue una semifinal mundialista luego de 24 años de frustraciones.

Romero, Rojo y Basanta son tres nombres por los cuales ninguno de nosotros daba dos pesos, pero por los cuales Sabella apostó su auto y, con lo recaudado, ya se está armando una casa en Nordelta. No así con Fernández, quien fue lo más flojo del campeonato y, con buen tino, el DT decidió dejarlo fuera del partido ante los belgas.

No era fácil la posición de Sabella: ¿el central del Nápoli, quien junto a Garay nunca perdió un partido en este ciclo, o Demichelis, quien entró por la ventana más por presión de la gente que por convencimiento propio?

Se jugó todo, y ganó. Conocedor y estudioso como pocos, el entrenador dispuso darle la pelota al rival (muy flojo, lejos de ser el cuco que nos pintaron desde el arranque del torneo) y presionar recién cuando pasaran mitad de cancha, tapando a Hazard y Mirallas, y obligándolos a jugar al pelotazo (quizás, los centros cruzados fueron lo que más complicó a la defensa nacional).

Punto para el entrenador en el planteo, en la apuesta de Basanta y en el ingreso de Enzo Pérez para equilibrar el mediocampo. Sin Di María, se puede prever un equipo argentino mucho más gasolero para enfrentar a Holanda.

Se ganó y nada más. La actitud y el sacrificio colectivo es lo destacable, luego de actuaciones intrascendentes. No es poco, pero todavía no se ganó nada. Holanda ha ido de mayor a menor a lo largo del Mundial, pero por algo llegó a semifinales. Se le puede ganar, en el celeste y blanco confiamos.