La decadencia del tenis nacional: Leo Mayer, el número uno de nuestro país
Lejos de los tiempos de "La legión argentina", nuestro país tiene un referente desconocido en el mundo. La historia de nuestra nación en un relato de tenis.
¿Qué pasó? Hace diez años, Gastón Gaudio y Guillermo Coria protagonizaban una final histórica nada menos que en Roland Garros, el torneo soñado por todos aquellos formados en canchas de polvo de ladrillo. Al margen del resultado, antes y después de esa definición pasaron cosas. Lo que pasó que el tenis argentino ya era y seguiría siendo sinónimo de calidad.
Antes de alcanzar la final en París en 2014, Guillermo Coria era el mejor jugador de polvo de ladrillo del mundo, con récords de victorias ganadas en la superficie que amenazaban con romper estadísticas. Por su parte, Gaudio ganó cinco títulos ATP al año siguiente de conseguir su primer y único Grand Slam.
En 2002, David Nalbandian alcanzó algo único en la historia de nuestro deporte: llegó a la final de Wimbledon, el torneo más importante que se juega en este deporte. El tamaño de esta hazaña nunca fue dimensionado: rompió con todos los esquemas de la formación del tenista sudamericano. Todo a fuerza de talento y genialidad.
Esa final no pudo ser, pero tres años más tarde, Nalbandian le arrebataba de sus manos nada menos que la Copa de Maestros al mejor tenista de todos los tiempos, Roger Federer. La edición de este torneo, al que sólo clasifican los 8 mejores jugadores del mundo, fue disputada por cuatro jugadores argentinos: además del campeón, jugaron Gaudio, Coria y Mariano Puerta (finalista de Roland Garros en ese año). Es decir, la mitad de los competidores era de nuestro país. Algo absolutamente inédito en la historia.
En 2004, Guillermo Coria estaba ubicado en el puesto 3 del ranking de la ATP. En 2005, Gastón Gaudio era número 5. En el mismo año, Guillermo Cañas fue número 8. 2006, Nalbandian era el 3.
"La legión", como pasaron a llamarse estos jugadores que asombraron al mundo con un talento sin igual, comenzó a menguar con el transcurso de los años y algunos escándalos relacionados con el doping. La calidad del tenis argentino comenzó a descender. Hasta que se erigió una torre desde Tandil. Juan Martín del Potro, un adolescente pelilargo, comenzaba a demostrar su potencia, plantándose ante los mejores y jugando de igual a igual.
En 2009, del Potro alcanzó la cima de su carrera tras alzarse con el US Open, torneo en el que tuvo que vencer nada menos que a Rafael Nadal en la semifinal y luego a Roger Federer en la definición. El tandilense llegó a ser el número 4 del mundo en 2010.
Hoy, el mejor jugador del país ocupa el puesto 25 del ranking. Ganó un título ATP esta temporada. Hace algunos años resultaba impensable llegar a una situación como la actual, sin embargo, así se encuentra nuestro deporte e estos días. Un país que supo ser cuna del talento y ejemplo a nivel mundial. ¿Qué pasó? Suena bastante parecido a la propia historia de nuestro país, donde pareciera que nunca pueden aprovecharse las condiciones únicas de que disponemos para marcar una diferencia.