La culpa del otro y la realidad
*Por Ricardo Kirschbaum. En su afán exculpatorio, el Gobierno determinó que el autor de la conspiración que denunciaba en su contra fue el ex presidente Eduardo Duhalde. El jefe de Gabinete y Cristina Kirchner coincidieron ayer temprano en la acusación, inclusive en la calificación de "padrino" , una supuesta alusión mafiosa, basándose en Francis Ford Coppola.
Hay, en ese sentido, una mirada unívoca en la cúspide oficial, aunque Aníbal Fernández haya quedado groggy luego de escuchar que las fuerzas de seguridad que él ha manejado por orden de Néstor Kirchner fueron a parar a manos de Nilda Garré. Y que ahora habrá un nuevo protocolo para evitar que esas fuerzas se autogobiernen. Hoy, con la asunción de Garré, se pone en marcha una nueva experiencia , distinta de la armada por Kirchner en vida.
Duhalde fue acusado antes por el asesinato de Mariano Ferreyra, el militante de izquierda abatido por barrabravas contratados por sindicalistas ferroviarios . El oficialismo, para separarse rápidamente de ese asesinato, embistió irresponsablemente contra Duhalde , creyendo que de esa forma su responsabilidad en el hecho se diluiría.
Ahora, se intenta conectar al ex presidente con Macri y tender así un cordón sanitario que salve al kirchnerismo de esta realidad . De esta forma, el Gobierno está otorgándole a Duhalde un poder mucho mayor al que tiene y, al mismo tiempo, sigue construyendo el sistema de oposiciones en el que siempre el otro es el perverso.
Sin embargo, las evidentes contradicciones y el desmanejo oficial, y el reflejo de cerrar más el poder, muestran que las imágenes de la realidad son insoportables para el oficialismo. Pero la realidad es porfiada: el cambio de discurso del Gobierno por la noche pareció contradecir todo lo dicho durante el día.