La cooperación de la UE con Latinoamérica
*Por Antonio Tajani. Sigo con gran interés los desafíos y las oportunidades que enfrenta Latinoamérica, e ir la región es una prioridad de mi mandato como vicepresidente de la Comisión Europea. Es la primera vez en muchos años que un comisario europeo de Industria la visita.
En los últimos años, América latina ha emergido como un actor económico estratégico y altamente dinámico. Por ello, quiero dar una señal clara acerca de la creciente importancia que Europa otorga a los lazos económicos e industriales con este subcontinente. Los valores compartidos de nuestra historia, nuestras religiones y nuestra cultura debieran conducirnos a impulsar nuestra cooperación política y comercial.
La Unión Europea (UE) es el primer socio comercial del Mercosur, y el segundo para Latinoamérica en su conjunto. Con 530 millones de personas, el mercado sudamericano crecía a una tasa superior al 5 por ciento anual antes de la crisis económica y está volviendo a alcanzar niveles similares hoy. Las cifras de 2010 son impactantes: 164.000 y 44.000 millones para el comercio de bienes y el comercio de servicios, respectivamente. Nuestras empresas son los primeros inversores en el área latinoamericana, con 315.500 millones en 2009, es decir un 39 por ciento del total de la región.
Aunque Chile concluyó exitosamente un acuerdo de libre comercio con la UE en 2003, el Acuerdo Interregional de Asociación que los países de Europa y del Mercosur empezaron a negociar en 1999 todavía no ha podido firmarse. En mayo del 2010, en la Cumbre de Madrid, ambas partes expresaron su voluntad de relanzar el proceso de negociaciones para alcanzar un resultado ambicioso y equilibrado, que vaya más allá de sus respectivas obligaciones en el marco de la Organización Mundial del Comercio. En nuestro común interés deseo facilitar este proceso hacia una integración económica más fuerte, de la que ya se están beneficiando otros países de Latinoamérica.
Europa tiene una vocación por el comercio abierto y justo, con más libertad de acceso a los mercados para los productos industriales y las materias primas. Pero también creemos en la reciprocidad y en la igualdad de condiciones de competencia. Estoy seguro de que los países de América latina comparten este punto de vista. Esta visita será una oportunidad para promover y profundizar nuestro trabajo en común, en particular en el ámbito regulatorio y de estándares aplicables. A mayor acercamiento a estándares comunes a nivel internacional, mayor beneficio para nuestras industrias respectivas. Aspiro también a intercambiar experiencias y puntos de vista sobre política industrial, que refuercen el mutuo interés por más sólidas relaciones industriales y de comercio.
Actualmente, la Comisión Europea está trabajando en varias iniciativas.
En el campo de la política para pequeñas y medianas empresas (pymes) estoy especialmente interesado en generar un esfuerzo más coordinado y en mantener intercambios regulares acerca de nuestras respectivas políticas, lo que podría resultar en un "Diálogo pymes". Todavía existen numerosas oportunidades aún no aprovechadas por las pymes en ámbitos como la innovación, los servicios públicos y el acceso al financiamiento.
En línea con la Declaración de Madrid, deberíamos reforzar nuestra cooperación en los campos de I D e innovación industrial. Es la clave para enfrentar desafíos comunes como el crecimiento sostenible y el cambio climático. Estoy a favor de incrementar la participación de actores interesados de América latina en los programas de investigación de la UE, así como en las actividades de transferencia de tecnología.
La semana pasada, junto a representantes de los gobiernos de Francia, Italia, Lituania, Portugal y España, embajadores de Argentina, Brasil y Chile y varias aerolíneas y operadores de turismo europeos, lanzamos el proyecto piloto "50.000 turistas" que comenzará en 2012. Es un símbolo de nuestra voluntad de darle a la industria del turismo un impulso concreto durante la temporada baja. Esta cooperación apunta a crear soluciones mutuamente beneficiosas, en las que cada parte resulte ganadora.
Queremos desarrollar una cooperación más amplia respecto a la política de materias primas, dado que Argentina, Brasil y Chile son grandes exportadores de productos como los boratos y el litio. Todos los países industrializados, emergentes o en desarrollo, necesitan y -de uno u otro modo- son dependientes de los suministros de otros Estados. Esos países han expresado un interés genuino en incrementar su comercio bilateral y las inversiones con la Unión Europea, que debieran generar crecimiento y empleo.
También busco establecer cooperación industrial para los programas de navegación satelital y, particularmente, para Galileo (GNSS--Sistema Global de Navegación Satelital). Sus aplicaciones impactan en diversas áreas, tales como transporte, agricultura, medioambiente, energía, redes de comunicaciones y seguridad. Resulta crucial resaltar la experiencia de Latinoamérica en el campo espacial y de observación terrestre, en especial en lo referente a Geoss (Sistema Mundial de Sistemas de Observación de la Tierra), a fin de desarrollar un diálogo sobre temas espaciales.
Estoy fuertemente convencido de que Europa necesita a América latina tanto como América latina necesita a Europa. Nuestras relaciones deberían enfocarse a actividades de alto impacto que puedan favorecer las inversiones y acelerar la integración de los mercados. Proveer servicios de calidad e infraestructura y promover un espíritu de innovación y emprendimiento son nuestros principales desafíos.