La contrarreforma electoral
*Por Ricardo Roa. Pensada para transparentar el voto y la política, la demorada reglamentación de la ley electoral ha terminado por oscurecerlos. Es un traje a medida del kirchnerismo, aunque también pueda calzarle a otros candidatos fuertes, sobre todo a Ricardo Alfonsín.
Esto pasa porque, entre otras cosas, partidos del interior que no tengan candidato a presidente podrán adherir a una fórmula nacional manteniendo sus listas locales y sin necesidad de una alianza.
La ley llama a este sistema "acuerdos de adhesión", cuando en realidad se trata de las viejas y cuestionadas colectoras.
En los hechos, es una contrarreforma de la reforma electoral de diciembre del 2009, que el Gobierno impulsó para terminar con las colectoras. Y que, las llame como las llame, acaba por consagrarlas.
Todo para que una Cristina candidata coseche votos de donde vengan.
En simultáneo, salió la reglamentación en Buenos Aires. Y ahí, el decreto provincial le pegó de pleno a otra pieza central de la ley nacional: las internas abiertas. Porque para los no tan K del PJ, puede ser más negocio ir por afuera que dar batalla adentro.
En la interna, precisan alcanzar un piso del 25% de votos para colocar un candidato cada tres del vencedor. Yendo por afuera, quedan liberados de ese 25% y pueden aspirar a más cargos, si cuentan con una masa crítica de votantes.
Lo que es común a las dos reglamentaciones es la ambigüedad en algunos puntos clave : anoche cada sector los interpretaba según le conviniera. Son aquellos que sostienen la ingeniería montada para beneficiar la candidatura de Cristina. El " después vemos cómo lo arreglamos ", que confesó algún oficialista, tiene que ver con cualquier cosa menos con una ley que debería ser clarísima porque fija reglas de juego de la democracia.