La comida en las escuelas
Con los intensos calores surge la necesidad de adecuar los alimentos que se ofrecen en los comedores escolares.
En la etapa final del presente ciclo lectivo, la calidad de la dieta que se ofrece a los niños en los diferentes comedores escolares no se está ajustando a los requerimientos alimentarios que son propios de la época estival. La falta de verduras y frutas es notable en los menús, y los platos que se sirven no difieren en gran medida de los que se preparan en pleno invierno. La situación parece no haber sido advertida por los nutricionistas asignados al programa de comedores escolares que, en algunos casos, hace meses que no visitan las escuelas para controlar y sugerir variantes de comidas.
Se suma a este problema la rigidez del presupuesto autorizado, que obliga a comprar los mismos ingredientes todos los meses y la imposibilidad de las madres voluntarias, encargadas de preparar la comida todos los días, de variar el menú en base a la utilización de otros productos diferentes a los que se utilizan habitualmente.
Las escuelas que disponen del servicio de comedor, entre ellas las albergues y la de modalidad de jornada completa, poseen un sistema de asignación de fondos para la compra de la mercadería que es administrado por el personal directivo. Los proveedores son, generalmente, comerciantes de la zona quienes muchas veces hacen entrega de la mercadería antes del pago correspondiente. Durante el período invernal, la dieta se ajusta a comidas de muchas calorías basadas en la preparación de diversos tipos de granos, como porotos, lentejas y garbanzos. También se elabora arroz y sémola, acompañada de carnes rojas y blancas. El postre, generalmente, se basa en dulces de batata o membrillo.
Con la llegada de los calores, la dieta mencionada comienza a resultar un poco excesiva en cuanto a las calorías, requiriendo los chicos comida un poco más liviana, pero con equivalente valor nutritivo.
La adquisición de frutas y hortalizas puede verse facilitada porque la mayoría de las escuelas que poseen comedor están ubicadas en la zonas rurales o semi rurales de los distintos departamentos. La posibilidad de conseguir verdura de buena calidad, a precios muy convenientes debería ser un incentivo para que las autoridades ministeriales aconsejen la compra y los nutricionistas propongan la manera de prepararlas.
La posibilidad de que próximamente se tendrán ciclos lectivos más largos, con buena parte de los días de clase durante el verano, hace necesario que se considere esta situación y se instrumenten las medidas para revertir el actual esquema, con el sólo propósito de beneficiar a los niños.