La Ciudad estimulada por los miles de visitantes que se vuelcan sobre sus paseos
Nuestra ciudad nació con premisas muy claras en lo que se refiere a promover una mejor calidad de vida entre quienes serían sus habitantes y, al mismo tiempo, ofrecer a todos sus ricos atractivos científicos, culturales y turísticos, dejando así sentado los fundadores -con una anticipación que no deja de asombrar- conceptos de avanzada que aún se hacen sentir.
Y esta reflexión surge como consecuencia del verdadero aluvión de visitantes que en estas jornadas se vuelca sobre los tradicionales paseos de la Ciudad, en lo que pareciera ser la consolidación de una suerte de resurgimiento que debería verse intensificado.
No sólo el Jardín Zoológico, el Museo de Ciencias Naturales y el paseo del Bosque con su muestra "Bichos" se vieron virtualmente ocupados por multitudes de familias. También la República de Los Niños, la Catedral, la Casa Curutchet, el Parque Ecológico de Villa Elisa, el Pasaje Dardo Rocha -con la exposición "Dinosaurios, Mundo Jurásico" en su hall central-, el Centro Cultural Malvinas y el área histórica de Meridiano V, en torno a la centenaria estación del Ferrocarril Provincial, fueron muy visitadas y muchas de ellas sedes de juegos, espectáculos, talleres, picnics y actividades recreativas de todo tipo.
Tal como se informó en una nota publicada en este diario, de acuerdo con las estadísticas oficiales, las vacaciones de invierno 2011 están batiendo todos los récords. Más de sesenta mil personas han participado ya en alguna de las múltiples actividades recreativas, aguardándose un panorama similar para la semana que ya transcurre, en la que se mantendrá la oferta de programación cultural y educativa.
Subsisten, por cierto, falencias y omisiones que deberían resolverse. Baños públicos inexistentes, cerrados o en mal estado, la falta de higiene, la carencia de señalización precisa para quienes vienen de visita, por ejemplo, desde la Capital Federal o el Gran Buenos Aires, algunas elocuentes muestras de abandono en la República de los Niños, la presencia de ramas y hasta de árboles caídos: son muchos los temas que deben encararse para que la Ciudad pueda potenciar su muy rica oferta turística.
En el caso particular del Bosque, se sabe que desde hace demasiado tiempo muestra signos elocuentes del abandono en que es dejado: suciedad esparcida aquí y allá, senderos que necesitan reposición de conchilla, esculturas rotas o con sus pedestales cubiertos de grafitis. Al mismo tiempo, desde esta columna se ha insistido sobre la necesidad de que se disponga de mayor vigilancia, de modo de impedir las frecuentes agresiones que sufre el paseo.
Quedan aún varias jornadas en que podrá experimentarse el maravilloso fenómeno de poder ver a miles de personas recorriendo y disfrutando en lugares característicos de nuestra zona. Lo ideal sería que las autoridades municipales y los operadores turísticos aprovecharan esta oportunidad para extraer conclusiones sobre lo valioso que se tiene, pero fundamentalmente sobre lo mucho que puede y debe hacerse para mejorar estructuralmente el fenómeno del turismo en la capital del primer Estado argentino.