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La Ciudad agredida por el auge de los graffitis

Las propiedades de nuestra ciudad, los muros de los edificios públicos, los pedestales de los monumentos, siguen siendo el blanco predilecto de pintadas que contienen leyendas de todo tipo, ratificándose así la vigencia de actitudes casi siempre anónimas que concitan un general rechazo en la población.

En tal sentido, una reciente nota publicada en este diario reseñó los serios perjuicios económicos y estéticos que los graffitis causan en las fachadas, viéndose así los propietarios obligados a afrontar costos que oscilan entre los mil y los 5 mil pesos entre mano de obra y materiales, para concretar los trabajos de limpieza.

Centenares de mensajes amorosos, nombres rockeros, consignas políticas, gremiales y futboleras se pueden ver por estos días en paredes de toda la Ciudad. Con trazos gruesos o finos, diseños prolijos o garabatos, en negro sobre blanco o multicolores, las pintadas siguen dominando a voluntad las calles platenses, afeándolas y alterando los nervios de los vecinos que sufren en casas o negocios la agresión patrimonial y estética.

Por supuesto que no se incluye en estas consideraciones a aquellos graffitis o murales que tienen un valor artístico y que constituyen un fenómeno urbano de otra naturaleza. Pero sí convendría recordar que tampoco estos espacios se ven exentos de ser cubiertos por leyendas de cualquier naturaleza. Hay monumentos, como el dedicado a Bartolomé Mitre, emplazado en el Bosque, cuyo gran pedestal se encuentra literalmente ocupado por graffitis. En muchos de esos casos, las pintadas, por los daños que causan, bordean los límites de un hecho delictivo.

Se ha desatado -ya hace mucho tiempo- una verdadera puja competitiva en materia de pintadas y no sólo han quedado involucrados en esa suerte de competencia frentes particulares y sedes ministeriales, sino también escuelas y hospitales que muestran los testimonios de tanto afán propagandístico.

Cabe recordar que rigen en la materia reglamentos especiales que determinan cuáles son las superficies que pueden ocuparse, pero resulta evidente que nadie respeta tales condiciones y emprende, aerosol o pincel en mano, contra cualquier pared sin que nadie intervenga para evitarlo.

Panorama habitual en los alrededores de establecimientos educativos, hace tiempo que también los pintores clandestinos les perdieron el respeto a los comercios y viviendas particulares. Y las zonas más conflictivas se pueden encontrar en el microcentro, el eje de la avenida 44 entre 1 y 19, el llamado "eje fundacional" entre las avenidas 51 y 53, los alrededores de las plazas y las facultades.

Si bien la modalidad más dañina la constituyen las inscripciones con aerosoles, la mayoría de ellas indelebles, que obligan a una costosa reparación, también la pegatina de carteles resulta nociva cuando no se ajusta a las especificaciones contenidas en las reglamentaciones vigentes.

Por lo demás, se está atentando permanentemente contra todo principio estético, y por todo lo expuesto resulta imperioso poner término a la desprolijidad ambiente a través de una rigurosa fiscalización de la actividad y la consiguiente prohibición de afectar espacios que deben permanecer ajenos a tan lamentable fervor publicitario.