Política
La CGT resiste las presiones de los piqueteros para llamar al primer paro nacional
Debido a la imparable inflación, los movimientos oficialistas y los de izquierda coinciden en el enojo con el Gobierno. La central obrera pide reapertura de paritarias.
Otra vez la inflación azota a la Argentina. Los números no sólo sacuden al Gobierno sino que golpean con fuerza a los sectores más postergados y necesitados, sino que provoca las coincidencias menos esperadas a la hora de reclamar.
Se trata, ni más ni menos, que de ganar una vez más la calle para llevar sus reclamos a la puerta de los ministerios de Desarrollo Social y de Economía, con un claro mensaje a la Casa Rosada.
La bandera de la confrontación más dura la llevan principalmente los sectores de la izquierda combativa, bajo la bandera de Unidad Piquetera (UP), cuya cabeza más visible es el líder del Polo Obrero, Eduardo Belliboni.
Sus dirigentes ya venían anticipando que será un año de protestas callejeras. Más allá de los reclamos sobre los planes sociales o un bono para intentar paliar los efectos de la inflación, hay diferencias políticas insalvables con el Gobierno, el kirchnerismo y el peronismo.
UP es la que quiere empujar a la CGT y a la CTA al primer paro nacional contra la administración de Alberto Fernández.
El jueves se vivió algo curioso con estas organizaciones protestando en la Plaza de Mayo y reclamando ser recibidos por la ministra de Economía, Silvina Batakis, mientras frente al Congreso se manifestaban organizaciones sociales que respaldan al Gobierno nacional, como el Movimiento Evita, Somos Barrios de Pie, la UTEP y la Corriente Clasista y Combativa (CCC).
Si bien alzaron su voz contra los especuladores y los formadores de precios, por las subas de las últimas semanas que impactan en la inflación, renovaron su pedido para que el Congreso saque la ley del Salario Básico Universal (SBU) que era resistido por Martín Guzmán desde Economía. Apoyan, pero reclaman soluciones. Necesitan llevar respuestas positivas a sus bases.
El propio presidente Alberto Fernández recibió por esas horas, en la Casa Rosada, a referentes de esos movimientos. Estuvieron en la foto Juan Carlos Alderete, Esteban Castro, Daniel Menéndez y Norma Morales, entre otros.
La conversación fue calificada como muy buena de ambos lados y quedaron en que se reunirán con los ministros involucrados en los temas que plantean, comenzando por Batakis.
Fernández respaldó a las organizaciones sociales frente a denuncias o investigaciones judiciales por supuestas irregularidades en el manejo de los fondos que reciben.
Las miradas están puestas en la CCC. En los tribunales de San Martín se investigan supuestas extorsiones a beneficiarios de planes y en los allanamientos se secuestraron millones de pesos.
En realidad, las causas no son nuevas, llevan un par de años y afectan a organizaciones sociales opositoras y oficialistas por una razón similar. Las denuncias sobre la exigencia de que participaran en las marchas para no perder los planes y otro tipo de ayuda.
Alderete salió a decir que es una campaña armada contra su corriente y el Presidente tomó partido. Criticó la persecución judicial contra la dirigencia política y social.
Lo cierto es que las investigaciones tienen muy preocupadas a las organizaciones involucradas y también al Gobierno nacional.
En el medio de todo esto reapareció una vez más Juan Grabois (Movimiento de Trabajadores Excluidos), quien tiene una relación ciclotímica con el Frente de Todos. Hoy por hoy, puja por ser una de las voces que más se escuchen en los reclamos a la Casa Rosada, empezando por el Salario Básico Universal.
Grabois y Belliboni están al frente de las principales protestas y negocian la posibilidad de unificar los planes de lucha, pese a sus diferencias políticas.
A Belliboni no le gusta coquetear con quienes hayan tenido o tengan vinculaciones con el Gobierno o con Cristina Kirchner. Prefiere mantener su propio perfil. Considera que la puja por el control de la calle se la ganaron hace tiempo a los gremios y quiere marcarle los tiempos a la CGT y también a la oficialista CTA. Reclama un paro nacional.
La CGT, por su parte, tiene una estrategia de la que no se aparta, mientras vive con su propia grieta. Respalda al Presidente, pero reclama una reapertura de las paritarias para sus gremios, sin ningún tipo de limitación, para renegociar los aumentos salariales pactados para este año, producto de lo desactualizado que quedaron frente a la inflación.
De todas formas, ya anticiparon que el 17 de agosto marcharán contra la inflación y por la unidad para enfrentar la crisis que vive el país. Irán desde el Obelisco a la Plaza de los dos Congresos.
Los sindicalistas de la CGT atraviesan por un momento muy especial. Les importa mucho más conseguir el mayor aumento posible para sus representados, que disputarle la calle a las organizaciones sociales. Ven como la suba del dólar y el cepo cada vez más cerrado que impone el Gobierno afectan a la actividad productiva por la falta de esa moneda que se necesita para importar insumos.
Apoyan al presidente Fernández, como lo manifestó en más de una oportunidad Héctor Daer, uno de sus secretarios generales, pero a la par abrieron un canal de diálogo con Cristina Kirchner , de constante cortocircuito con la central obrera. Con ella estuvieron Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (UOCRA) y José Luis Lingeri (OS), tres referentes de peso en la CGT.
Apuestan, como tantos otros, a que la tregua entre el Presidente y la Vice, se pueda sostener en el tiempo.
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