La carta sociolaboral latinoamericana
*Por César Arese. El informe sostiene la necesidad de instaurar un estándar laboral de retribución digna, una jornada limitada de trabajo, capacitación, seguridad social a cargo del Estado y la institucionalización de la "renta básica ciudadana"
Un futuro acuerdo sociolaboral latinoamericano aparenta convertirse en un anuncio declamativo. Sin embargo, el estudio de 20 juristas europeos y americanos, presentado en el marco de la 37ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, lo cree posible.
El trabajo surgió a partir del lanzamiento de la Carta de México, aprobada por la Asociación Latinoamericana de Abogados Laboralistas, que propone que los gobiernos y los trabajadores impulsen y acuerden un programa de derechos y garantías comunes para la región.
La presentación se realizó a través del Ministerio de Trabajo de la Nación, junto con la Asociación de Abogados Laboralistas, y ha sido receptada por la CGT y la CTA, lo que implica que la Argentina podría ser el primer país en dar curso a la iniciativa.
Qué se propone. Entre las propuestas sugeridas por Oscar Ermida Uriarte, uno de los más prestigiosos laboralistas latinoamericanos, se encuentra la libre circulación de trabajadores en el espacio regional, sin discriminación en razón de la nacionalidad y con igualdad de derechos, destinada a una completa y efectiva integración.
También se pregonan relaciones laborales democráticas y sin discriminación de cualquier tipo; el derecho a la verdad y de información y consulta en la empresa; el derecho a un empleo estable y prohibición y nulidad del despido arbitrario o sin causa, y a un trabajo digno y de calidad que, como mínimo, responda a las pautas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Los ensayos se compilaron en el libro Derecho del Trabajo, hacia una carta sociolaboral latinoamericana, que se distribuirá en todo el continente y será presentado próximamente en Córdoba en un acto destinado a ponerlo en conocimiento de los actores del sector laboral.
Libertad sindical. El debate actual en materia de libertad sindical y representación de los trabajadores es analizado por el jurista español Antonio Baylos. Señala que la representación "potencia/presencia" de carácter civil y política ciudadana, "se puede reconducir al ámbito sindical de manera que se refleja en dos figuras del sindicato, que se combinan en el mismo sujeto".
El sindicato, dice, es representante contractual del interés de los trabajadores como grupo y también del conjunto de los movimientos y de las personas que conforman la mayoría de la sociedad, en una suerte de movimiento de representación social o representante de la ciudadanía social.
Otro derecho básico promovido en el estudio es el de acceso a la negociación colectiva, comentado por el autor de esta columna. Se pretende su extensión y protección como un sistema original de las relaciones laborales, amortiguador de conflictos laborales y motor autónomo del progreso social.
El informe sostiene la necesidad de instaurar un estándar laboral de retribución digna, una real y efectiva jornada limitada de trabajo, la formación y capacitación profesional, seguridad social a cargo del Estado y la institucionalización de la "renta básica ciudadana" y la protección de la salud y la vida del trabajador, frente a los riesgos del trabajo.
También impulsa garantías de cobro de los créditos laborales, con la creación de fondos de insolvencia patronal y de una Justicia especializada en Derecho del Trabajo, con un procedimiento que recepte el principio de protección.
El documento concluye con la necesidad de asegurar el principio de progresividad surgido del Derecho Internacional, con especial significación en clave laboral. No sólo implica la prohibición de retroceso social, ya que, según su relator Ricardo Cornaglia (La Plata), funciona como una válvula dentro del sistema que impide retroceder y desactivar las garantías sociales. También está el compromiso de los estados de alcanzar de manera progresiva la plena efectividad de los derechos humanos laborales.
Durante el acto de presentación de la obra, uno de los miles de asistentes a la Feria del Libro porteña se detuvo a hojear el libro y murmuró: "Es un sueño utópico".
Es cierto, pero si el sueño es soñado por millones, deja de ser utopía y se convierte en realidad.