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La carta abierta de Lula Da Silva: afirma ser víctima de una violencia injustificable

En medio del escándalo, el ex presidente brasilero contó su versión de los hechos mediante una carta.

En medio de las acusaciones por el oportunismo en su designación como jefe de ministros en Brasil, el ex presidente Luiz Inácio Lula Da Silva publicó una carta abierta en la que se defendió de los señalamientos contra su integridad política aunque dio señas de respeto por el sistema judicial de aquel país.

"Los tristes y vergonzosos episodios de las últimas semanas no me harán descreer de la institución del Poder Judicial. Ni me harán perder la esperanza en el discernimiento, en el equilibrio y en el sentido de equilibrio de ministros y ministras de la Corte Suprema", escribió.

Es que en las últimas convulsionadas horas en Brasil, el juez federal Sergio Moro dio a conocer unas grabaciones en las cuales se escucha que la presidente Dilma Roussef le otorga al ex mandatario la designación como jefe de ministros para que sea utilizada "en caso de necesidad" para obstaculizar las investigaciones por corrupción que envuelven al gobierno.

Sin embargo, Lula insinuó creer en la existencia de cierto ensañamiento que la Justicia brasileña tiene con él y varios de sus compañeros de su agrupación política y deslizó que las investigaciones que lo asedian parten de supuestos "injustos".

"No tuve acceso a grandes estudios formales, como saben los brasileños. No soy doctor, letrado, jurisconsulto. Pero sé, como todo ser humano, distinguir lo correcto de lo equivocado; lo justo de lo injusto", expresó.

La carta completa:

"Creo en las instituciones democráticas, la relación independiente y armoniosa entre los poderes del Estado, tal como se establece en la Constitución Federal.

Los miembros de la esperanza de poder judicial, al igual que todos los brasileños, la imparcialidad y la firmeza para hacer justicia y garantizar el cumplimiento de la ley y respetar el estado de derecho inquebrantable.

También creo que los criterios de imparcialidad, equidad y el equilibrio que guían a los jueces a cargo de esta noble misión.

Creer en las instituciones y personas que encarnan, recurrí a la Corte Suprema en caso necesario, sobre todo en las últimas semanas, para garantizar los derechos y prerrogativas que no llegan a mí, sino a todos los ciudadanos y la sociedad entera.

En los ocho años que he ejercido la Presidencia de la decisión soberana del pueblo - primera e indispensable fuente del ejercicio del poder en las democracias - tenido la oportunidad de demostrar el aprecio y el respeto por el poder judicial.

No sólo lo hice para las palabras, pero manteniendo una relación diaria de respeto, el diálogo y la cooperación; en la práctica, que es el criterio más justo de verdad.

En mi gobierno, cuando el Tribunal Supremo consideró afrentado por la sospecha de que su entonces presidente fue víctima de las escuchas telefónicas, no perderse en consideraciones sobre el origen o la veracidad de las pruebas.

En esa ocasión, presenté una respuesta completa, que parecía apropiado para preservar la dignidad del Tribunal Supremo, y que las sospechas se investigaron libremente y llegó así a la verdad de los hechos.

Actué de esa manera, no sólo porque hubieran estado expuestos a la intimidad y las opiniones de los interlocutores.

Actué por respeto a la institución judicial y porque también me pareció la actitud apropiada de cosa responsabilidades que se había encomendado a mí por el pueblo brasileño.

En las últimas semanas, como todo el mundo sabe, es mi privacidad, mi esposa y mis hijos, de mis compañeros de trabajo que ha sido violado por fugas ilegales de información que deben estar bajo la custodia de la justicia.

Bajo la cobertura de los primeros casos conocidos en la prensa y luego por actos injustificables directa y legalmente preocupa que se cometieron de violencia contra mi persona y mi familia.

En esta situación extrema, en la que se han restado los derechos fundamentales por parte de agentes estatales, externalizo mi inconformidad en conversaciones personales, que nunca han excedido los límites de la confidencialidad, si es que no fueron expuestos públicamente por una decisión judicial que ofende a la ley y el derecho.

No espero que los ministros y los ministros de la Corte Suprema comparten mis posiciones personales y políticas.

Pero no soy yo satisfecho de que en este episodio, se extrae ilegalmente palabras de conversaciones personales, protegido por el artículo 5. la Constitución, se convierten en el objeto de juicios despectivos sobre mi personaje.

Yo no me la conforman determinadas palabras habladas son tratados como delito público, antes de proceder a un examen imparcial, libre y valiente la extracción ilegal de la confidencialidad de la información.

Yo no me la conforman el juicio de valor muy personal para anular la ley.

Yo no tenía acceso a grandes estudios formales, como saben los brasileños. Yo no soy médico, estudioso, jurista. Pero sé que, como todo ser humano, para distinguir el bien del mal; el bien del mal.

 

Episodios tristes y vergonzosos de las últimas semanas no harán hacerme dudar de la institución judicial. Tampoco me hacen perder la esperanza en el juicio, equilibrio y sentido de la proporción de los ministros y ministros de la Corte Suprema.

La justicia, la única justicia, es lo que espero para mí y para todos, en el pleno respeto del estado de derecho democrático".

Luiz Inácio Lula da Silva