LA CAPITAL Difícil camino de la coherencia
*Por María Herminia Grande. Una de las cosas más difíciles en la vida es ser coherente; esto significa vivir sin traicionar lo que se piensa.
La vida comprende todas las acciones de un individuo, obviamente incluye las políticas.
Una de las cosas más difíciles en la vida es ser coherente; esto significa vivir sin traicionar lo que se piensa. La vida comprende todas las acciones de un individuo, obviamente incluye las políticas. Estamos acostumbrados al doble discurso entre el decir y el hacer, y no reaccionamos. Admitimos con carácter irrefutable de verdad al doble mensaje. Tengo la percepción que pocas veces nos detenemos a analizar pormenorizadamente el daño que este doble discurso produce. Claro que, y dicho con respeto, a medida que la educación sufre procesos de deterioro, la introspección es privilegio de una minoría. Así es como los argentinos vivimos a los saltos. Disfrutando del momento sin mirar demasiado el porvenir dado que nunca tenemos seguridad sobre el acontecer. Un tema muy extraño, ya que Argentina tiene todo para ser previsible, menos un clase política que se decida a serlo. Sin embargo la sociedad da sus mensajes. Treinta mil personas en absoluta disposición a la alegría y al disfrute logrado por un programa de televisión "Soñando por cantar" el pasado 25 de mayo en Capital Federal, con un jurado que no maltrata y participantes que no se desnudan (en realidad muchas veces sí lo hacen con su alma); habla de la necesidad de dejar atrás los gritos, las peleas, los enemigos, para vivir con la naturalidad que implica un ser social.
Hice al principio referencia al difícil camino de la coherencia. Aquí un vez más, si de coherencia política hablamos, debo referirme a la importancia y la necesidad de partidos políticos vivos. Para que haya coherencia en el accionar político debe haber adhesión y cohesión a una doctrina. No es lo mismo, reitero, si de doctrina hablamos, ser liberal, o socialista, o radical, o comunista, o justicialista. El abandono de la adhesión partidaria implica el no reconocimiento de doctrina alguna. Por lo tanto no se puede exigir coherencia entre el discurso y el hacer. En realidad significa que se ha perdido la adherencia que implica esa pertenencia ideológica. Sin partido político que convoque a quien diga representarlo cuando éste individuo "gambetee" los principios y dogmas que lo sostiene para pedirle explicaciones y/o censurar su conducta, desaparece el "juez" ideológico que controla..
El doble discurso en Argentina tiene su origen en el no admitir el divorcio que existe entre los políticos y las doctrinas a las que dicen adherir y de estas ya ni siquiera recuerdan su credo. Por ejemplo, y para referirnos a un tema de candente actualidad, no se puede desde la política exigir a la sociedad que no piense en dólares cuando quien así se manifiesta ahorra en dólares... No se puede pedir a la sociedad que no evada, cuando el Estado paga parte de sus sueldos en negro. No se puede pedir a la sociedad que no sea corrupta cuando se cobija a los corruptos. No se puede festejar la nacionalización de YPF y ser creíbles, si regresa vacía al patrimonio del Estado, de la mano de casi los mismos protagonistas que festejaron su privatización.
Hoy estamos como en el juego de la oca, un casillero adelante, dos para atrás, dos para adelante, uno para atrás... y no lo digo sólo por el tema económico, lo digo por los constantes logros y retrocesos vividos en democracia. La dictadura fue el miedo, el terror, el silencio, el enemigo, la persecución, la muerte... La democracia fue la alegría de transitar las calles, de manifestar la pertenencia, de reconocernos, de abrazarse con el adversario, de coincidir en el diagnóstico. Por entonces no hubiésemos imaginado ningún pañuelo blanco mezclado con los Schoklender. Tampoco hubiésemos imaginado los indultos... eran tiempos iniciales de una sociedad que abrazaba a la democracia para alejar el miedo. Eran tiempos de una sociedad que abrazaba a un gobierno como propio (aún quienes no lo habían votado) a la hora del juicio a las Juntas. Como consecuencia del desmanejo económico del radicalismo surge el menemismo. (Y fue más fuerte un nombre que el peronismo, tal vez porque el menemismo tenía poco de peronismo). En esta etapa el doble discurso tuvo enorme adhesión popular. Luego vino De la Rúa, quien no logró ni siquiera constituir el delaruismo, mucho menos representar al radicalismo. Y así llegamos a la actualidad atravesando períodos de mejor política, de mayores logros económicos, para luego volver otra vez a la irracionalidad, pero nunca más la Unión Cívica Radical o el Justicialismo tuvo representantes cabales en los gobiernos.
La CGT. Al cierre de este artículo se puede informar que el sector anti-Moyano impugnará la semana que viene el Confederal del 12 de julio y se reserva como última instancia la desafiliación masiva de sus gremios. Fuentes confiables aseguran que de no convencer a Barrionuevo sobre las bondades de Caló, aceptarían la posición del gastronómico de avanzar en la conformación de un triunvirato.
Política en Santa Fe. Como dije el sábado pasado el resultado del viaje del gobernador Bonfatti con representantes de la oposición a Medio Oriente y Alemania fueron positivos para la provincia no sólo porque Santa Fe ha mantenido en algunos temas políticas de Estado sino además porque siempre ha honrado sus compromisos de pago. Un tema que resultó extraño fue que en un clima de excelente camaradería ni el gobernador ni su ministro de Economía y Hacienda, Angel Sciara; hablasen sobre temas de vital interés provincial, tales como lo concerniente a su estado financiero. A propósito también sorprende la actitud del radicalismo, integrante del FAP, dado que en la última reunión de senadores provinciales con representantes de entidades agrarias para escuchar voces sobre la reforma tributaria, brillaron por su ausencia.
Según el presidente de a UCR, Mario Barletta, esta ausencia se debió a la necesidad de encontrar acuerdos (las reuniones con los senadores provinciales se van a realizar durante este fin de semana) previo al encuentro del presidente del radicalismo con el gobernador Bonfatti el lunes a las 16.30.
Una de las cosas más difíciles en la vida es ser coherente; esto significa vivir sin traicionar lo que se piensa. La vida comprende todas las acciones de un individuo, obviamente incluye las políticas. Estamos acostumbrados al doble discurso entre el decir y el hacer, y no reaccionamos. Admitimos con carácter irrefutable de verdad al doble mensaje. Tengo la percepción que pocas veces nos detenemos a analizar pormenorizadamente el daño que este doble discurso produce. Claro que, y dicho con respeto, a medida que la educación sufre procesos de deterioro, la introspección es privilegio de una minoría. Así es como los argentinos vivimos a los saltos. Disfrutando del momento sin mirar demasiado el porvenir dado que nunca tenemos seguridad sobre el acontecer. Un tema muy extraño, ya que Argentina tiene todo para ser previsible, menos un clase política que se decida a serlo. Sin embargo la sociedad da sus mensajes. Treinta mil personas en absoluta disposición a la alegría y al disfrute logrado por un programa de televisión "Soñando por cantar" el pasado 25 de mayo en Capital Federal, con un jurado que no maltrata y participantes que no se desnudan (en realidad muchas veces sí lo hacen con su alma); habla de la necesidad de dejar atrás los gritos, las peleas, los enemigos, para vivir con la naturalidad que implica un ser social.
Hice al principio referencia al difícil camino de la coherencia. Aquí un vez más, si de coherencia política hablamos, debo referirme a la importancia y la necesidad de partidos políticos vivos. Para que haya coherencia en el accionar político debe haber adhesión y cohesión a una doctrina. No es lo mismo, reitero, si de doctrina hablamos, ser liberal, o socialista, o radical, o comunista, o justicialista. El abandono de la adhesión partidaria implica el no reconocimiento de doctrina alguna. Por lo tanto no se puede exigir coherencia entre el discurso y el hacer. En realidad significa que se ha perdido la adherencia que implica esa pertenencia ideológica. Sin partido político que convoque a quien diga representarlo cuando éste individuo "gambetee" los principios y dogmas que lo sostiene para pedirle explicaciones y/o censurar su conducta, desaparece el "juez" ideológico que controla..
El doble discurso en Argentina tiene su origen en el no admitir el divorcio que existe entre los políticos y las doctrinas a las que dicen adherir y de estas ya ni siquiera recuerdan su credo. Por ejemplo, y para referirnos a un tema de candente actualidad, no se puede desde la política exigir a la sociedad que no piense en dólares cuando quien así se manifiesta ahorra en dólares... No se puede pedir a la sociedad que no evada, cuando el Estado paga parte de sus sueldos en negro. No se puede pedir a la sociedad que no sea corrupta cuando se cobija a los corruptos. No se puede festejar la nacionalización de YPF y ser creíbles, si regresa vacía al patrimonio del Estado, de la mano de casi los mismos protagonistas que festejaron su privatización.
Hoy estamos como en el juego de la oca, un casillero adelante, dos para atrás, dos para adelante, uno para atrás... y no lo digo sólo por el tema económico, lo digo por los constantes logros y retrocesos vividos en democracia. La dictadura fue el miedo, el terror, el silencio, el enemigo, la persecución, la muerte... La democracia fue la alegría de transitar las calles, de manifestar la pertenencia, de reconocernos, de abrazarse con el adversario, de coincidir en el diagnóstico. Por entonces no hubiésemos imaginado ningún pañuelo blanco mezclado con los Schoklender. Tampoco hubiésemos imaginado los indultos... eran tiempos iniciales de una sociedad que abrazaba a la democracia para alejar el miedo. Eran tiempos de una sociedad que abrazaba a un gobierno como propio (aún quienes no lo habían votado) a la hora del juicio a las Juntas. Como consecuencia del desmanejo económico del radicalismo surge el menemismo. (Y fue más fuerte un nombre que el peronismo, tal vez porque el menemismo tenía poco de peronismo). En esta etapa el doble discurso tuvo enorme adhesión popular. Luego vino De la Rúa, quien no logró ni siquiera constituir el delaruismo, mucho menos representar al radicalismo. Y así llegamos a la actualidad atravesando períodos de mejor política, de mayores logros económicos, para luego volver otra vez a la irracionalidad, pero nunca más la Unión Cívica Radical o el Justicialismo tuvo representantes cabales en los gobiernos.
La CGT. Al cierre de este artículo se puede informar que el sector anti-Moyano impugnará la semana que viene el Confederal del 12 de julio y se reserva como última instancia la desafiliación masiva de sus gremios. Fuentes confiables aseguran que de no convencer a Barrionuevo sobre las bondades de Caló, aceptarían la posición del gastronómico de avanzar en la conformación de un triunvirato.
Política en Santa Fe. Como dije el sábado pasado el resultado del viaje del gobernador Bonfatti con representantes de la oposición a Medio Oriente y Alemania fueron positivos para la provincia no sólo porque Santa Fe ha mantenido en algunos temas políticas de Estado sino además porque siempre ha honrado sus compromisos de pago. Un tema que resultó extraño fue que en un clima de excelente camaradería ni el gobernador ni su ministro de Economía y Hacienda, Angel Sciara; hablasen sobre temas de vital interés provincial, tales como lo concerniente a su estado financiero. A propósito también sorprende la actitud del radicalismo, integrante del FAP, dado que en la última reunión de senadores provinciales con representantes de entidades agrarias para escuchar voces sobre la reforma tributaria, brillaron por su ausencia.
Según el presidente de a UCR, Mario Barletta, esta ausencia se debió a la necesidad de encontrar acuerdos (las reuniones con los senadores provinciales se van a realizar durante este fin de semana) previo al encuentro del presidente del radicalismo con el gobernador Bonfatti el lunes a las 16.30.