La caída del avión blanco
* Por Gabriel Bustos Herrera. El ataque de un helicóptero de Gendarmería a una avioneta narco en Tucumán desnudó la desprotección contra el tráfico de drogas y la triangulación a Europa.
Archivaron miles de investigaciones de lavado de dinero hechas por la Unidad de Información.
Era ya el mediodía del 6 de agosto. Abajo, en el norte de la selva tucumana, todo parecía soledad, rutina pero los tripulantes de un helicóptero Eurocopter de Gendarmería, ya sabían que no sería un día cualquiera: en un operativo antinarco -"Escudo Norte"- se tirotearon en pleno vuelo con el piloto de una avioneta blanca, que intentaba arrojar paquetes sobre los claros de la selva y que no respondió a las indicaciones de aterrizaje obligado.
Tras una breve persecución y algunas piruetas de evasión, las dos naves se embistieron mutuamente en el aire hasta ir al piso húmedo plagado de huellas y pistas clandestinas. Los tripulantes "verdes" se salvaron y el piloto de la avioneta blanca consiguió esfumarse.
Como ocurre cotidianamente en el Norte denso, quedaron en la espesura paquetes de cocaína y de marihuana, que forman parte del tránsito habitual de droga que ingresa al territorio nacional por ese agujero negro. El chorro mortal se ha quintuplicado en poco más de 10 años.
"Unas 220 avionetas cruzan mensualmente desde el norte y aterrizan en más de 1.000 pistas clandestinas armadas en una especie de triángulo entre Tucumán, Córdoba, Santa Fe y Santiago del Estero", advertía Sebastián García Díaz, secretario de la Lucha contra el Narcotráfico en Córdoba (citado por el periodista Federico Mauro en "El País Narco"). En 2010 pedía "una red de radares para contrarrestar el ingreso de los furtivos narcos" y una "Ley de Derribo" para combatirlos.
El de los vuelos furtivos no es el único canal: lo hacen por intrincadas huellas, por vía fluvial y con los "cruzadores" norteños que viven de los 100 o 200 pesos que les pagan por un cruce. El propósito no es ocasional: Colombia, Brasil y Argentina son los países elegidos por las organizaciones narco para triangular la mercadería que se comercializa en Europa, África y Oceanía.
Sin red. Un kilo de blanca básica sale de Bolivia con un valor que ronda los 250-300 euros; en Buenos Aires ya supera los 2.500-3.000 y una vez puesto en Europa sobrepasa los 35.000. Es tan inconmensurable la dimensión del negocio y su estructura de poder, que en ese tránsito maldito se traman los emporios narcos, simuladores empresarios inescrupulosos, las miserias del poder político, huecos de la Justicia y, por cierto, las estructuras de las fuerzas de seguridad.
El país padece una lucha desigual entre el avance vertiginoso del poder de la droga y las respuestas técnicas, gubernamentales y judiciales para defendernos del Alien que acomete al mundo.
A mediados de 2004, Néstor Kirchner había anunciado un plan para tener 69 radares especiales en función en 2009. Hoy seguimos demorados: a fines de 2009 sólo 13 radares -y de concepción antigua- protegían el 10% del territorio nacional, convirtiéndonos en uno de los países más vulnerables de la región.
En Santiago del Estero, base del Escudo Norte, de donde despegó esa mañana el helicóptero que interceptó la avioneta paraguaya, acaba de instalarse el primero de 14 radares especiales encargados por el gobierno al Invap, la sociedad de Río Negro y la CNEA (instituto que instala reactores nucleares con tecnología propia en Australia, Egipto y Perú).
Lo cierto es que hoy la droga se cuela sigilosa, incontenible, en los negocios, en el poder político, en la Justicia y en las fuerzas de seguridad. Las organizaciones narco se radican e insertan en las estructuras de poder y se expande el lavado del dinero sucio, que crece como una ameba, ante el adormecimiento público, inútil o cómplice.
La espesa trama. Las crónicas de los operativos antidrogas muestran un espantoso crecimiento de lo incautado cada día. Es que toneladas de droga desde Bolivia, Paraguay, Colombia y en un tránsito más largo, desde el mismo México, entran al país. Somos el portaaviones desde donde se reindustrializa y distribuye hacia Europa, fundamentalmente dejando, en los pliegues de la miseria, el residuo del paco.
Todo esto reactiva la memoria de los asesinatos en Buenos Aires de los colombianos acribillados por sicarios en una playa del Unicenter y las operaciones de cárteles mexicanos que ya operan bajo las poltronas del comercio, del poder político y de la Justicia.
Los escándalos de la Ruta de la Efedrina y los cadáveres de 2 jóvenes comerciantes ligados al negocio, que aparecieron en una zanja bonaerense; la mafia de los medicamentos, entrelazada con esta trama; los vuelos de los hermanos Juliá, hijos de un comandante en jefe de la Fuerza Aérea, ex funcionarios y con fructíferos contactos con la política.
Su poderosa estructura de transporte con aviones de élite y negociación fina se desbarrancó cuando su Operación Volare fue descubierta en el aeropuerto El Prat de Barcelona. Les enclaustraron casi 1.000 kilos de cocaína que llevaban ?triangulada, claro? desde la Argentina, aparentemente cargada en la base Morón (donde los Juliá hacían y deshacían por su inserción en el comando de la Fuerza Aérea), según se pudo leer en los diarios de Buenos Aires, de Madrid y en una serie de publicaciones de investigaciones periodísticas especiales.
En medio de fronteras permeables y los controles disipados -o enredados en el negocio- muchos recordaron la inmensa red del narcotráfico pyme que se expande a lo largo del país pobre; las guerras por el territorio de distribución y la infecta relación de ése -el más grande de los negocios- con el poder: las valijas inexplicables que sobrevuelan cualquier control, los aportes mafiosos a las campañas políticas, los crímenes cruzados entre bandas y un poder público pusilánime, al menos.
Y, mientras, el lavado de dinero, que -proveniente de la trama de la droga- se blanquea en los circuitos financieros y económicos.
El dinero oscuro. Autoridades de la Unidad de Información Financiera (UIF) pasaron al archivo operaciones sospechosas (ROS) de lavado de activos, cajoneando más de 1.200 alertas recibidas durante el último año y medio. Así lo testimonió el diario La Nación, en una investigación del colega Luis Alconada Moon.
Por cierto, esto alentó las suspicacias de quienes lo vieron como otra medida para favorecer a aliados del Gobierno con el cajoneo de estos reportes incómodos sobre el origen y vía de cuantiosos capitales oscuros. "Altísimo incremento de expedientes archivados por años -señala el informe- porque pasó de 95 durante 2008 y de 254 en 2009 a 1.098 durante 2010".
"Las redes narco están utilizando a la Argentina, no sólo para transportar la droga sino para blanquear el dinero ganado en sus actividades criminales. Sus densas tramas de negocios y poder son propietarias de inmuebles y activos millonarios, empresas de todo tipo, de transporte, de combustibles, petroquímicos, estaciones de servicio, campos, desarrollos inmobiliarios, etc." ("El país narco", de Mauro Federico, informe "Crimen organizado en la triple frontera" de Horacio Calderón).
Este sábado titularon los diarios: "Una jueza fue asesinada en Brasil en la puerta de su casa, en Río de Janeiro. Nunca le asignaron custodia pese a sus reclamos. A Patricia Acioli le asestaron 16 balazos. Era conocida por sus duras sentencias contra las organizaciones narco, contra las bandas parapoliciales y contra las inserciones de la droga en la política".