La buena gestión de gobierno y "el viento de cola"
Por Rolando Citarilla* Todas las estadísticas muestran, claramente, el crecimiento económico del país a partir del 2002. Tenemos récord de producción en casi todos los rubros y, como consecuencia, de consumo. Esto por sí solo explica los contundentes resultados eleccionarios que están obteniendo tanto el gobierno nacional como sus aliados provinciales.
Es un claro reflejo de que hay una mayoría de la población que se siente conforme con la situación actual o, bien, considera que su situación económica no es mala o que, al menos, es mejor que otras anteriores. Y por lo tanto, poco interés tiene en votar promesas de potenciales mejoras. Equipo que gana, no se cambia.
Me parece que esto no tiene discusión. El que está mejor, o se siente mejor, está mejor y punto. Lo que sí pueden discutirse son las razones del crecimiento. Para los ganadores, los resultados eleccionarios se derivan de una buena gestión de gobierno y nada tiene que ver algún "viento de cola". Otros creemos que este viento es el que ha marcado las diferencias con períodos anteriores.
Veamos. En el gráfico 1 se puede observar que el crecimiento económico argentino de los últimos 30 años ha sido prácticamente el mismo que han tenido Uruguay y Brasil. En ese período, el PBI se ha duplicado en los tres países.
¿Qué quiere decir esto? Que independientemente de las gestiones particulares de cada uno de ellos (diferentes sin duda), los resultados en términos de crecimiento del PBI han sido muy parecidos. Esto inclinaría a pensar en que hay cuestiones comunes que han afectado por igual a los tres países. ¿Y cuáles podrían ser esas cuestiones? Sin duda, China.
Este país asiático se ha transformado en la fábrica del mundo, lo cual significa una mayor demanda de materias primas. Por otra parte, ahora que tiene trabajo y plata, China también consume. En primer lugar, aumentando y mejorando su dieta. El incremento en su consumo de granos entre 1995 y 2008 ha sido de 200 millones de toneladas. O sea, el equivalente al doble de la producción anual de nuestro país.
Esta mayor demanda de alimentos ha sido abastecida en principio por una mayor producción, pero a partir del 2004/2005, en la medida en que se han ido agotando las tierras disponibles para cultivos, se ha traducido en un fuerte aumento de precios (ver gráfico 2). Éste es el famoso "viento de cola" que beneficia desde entonces a toda Latinoamérica y que, para ser más precisos, habría que llamarlo "huracán de cola".
En el 2007, con precios internacionales ya muy por encima de los niveles históricos, Cristina Kirchner ganó la sucesión del gobierno de su marido. En el 2009, cuando los precios se desplomaron, como resultado de la crisis financiera mundial, el gobierno perdió las elecciones legislativas. Ahora que volvieron a subir, la presidenta gana cómodamente las primarias.
En definitiva, tanto las notables coincidencias con nuestros países vecinos, como la fuerte correlación entre precios internacionales de los alimentos y resultados eleccionarios, son indicadores claros de que mucho de lo bueno que nos pasa tiene sus orígenes fuera del país.