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La balada del pistolero: Ferrari con F de Fariña

Ya te mostramos en "Cara a cara con Fariña" y "Fuego contra fuego" algunos detalles del GPS de este chico oriundo de Ensenada que sigue nadando al lado de tiburones. Aquí la parte final de esta serie. Por ahora, solo por ahora. Por Jorge D. Boimvaser.

* Por Jorge D, Boimvaser
info@boimvaser.com.ar

No tenemos que consultar con el I Ching (el libro de las mutuaciones) para saber ambos que volveremos sobre el tema. Como en el diálogo apoteótico del film "Fuego contra fuego", en el cual Robert De Niro y Al Pacino saben que volverán a cruzarse, aquí no se trata de duelos a fuego pero sí de protagonistas (Fariña) de historias extrañas y coleccionistas (nosotros) de esas historias.

Estabamos en el lobby del hotel de Retiro el jueves 3 de mayo. Vemos en una notebbok una cámara oculta que sabuesos anti fraudes le hicieron a un conocido estafador bancario en el restó "Happening". Nos muestran el video con la prolijidad que está subtitulado aunque en el audio masterizado se han suprimido ruidos molestos. Quien estaba junto a ese personaje (A.G. las iniciales) era Leonardo Fariña. Lo llamamos y reconoce ese encuentro, aunque se justifica diciendo que no participó en la maniobra que se gestaba. Por 107 millones de dólares a un pez gordísimo de la city bancaria.

El tiempo dirá cómo termina esa historia, porque algo es seguro: No termina allí.

Volvemos a nuestro "cara a cara" el primero de mayo. Fariña nos dice que vendió su Ferrari por medio de una concesionaria, que a la vez la entregó a un personaje –su actual titular- que estuvo vinculado a una estafa de la cual participó un banco de pequeño porte. Una entidad que hasta fue investigada por entregarle billetes truchos a los jubilados que recibían su mensualidad.

Leonardo Fariña conocía cómo se había operado en una maniobra de casi 10 millones de dólares en perjuicio del Estado con una falsificación de bonos que tuvo entre sus protagonistas al citado banco... y al comprador de la Ferarri que vendió Fariña.

"En estas estafas siempre interviene algun personaje de la misma entidad a la que se estafa. Se precisa un traidor para poder consumarla", nos decía Fariña. ¿Cuánta gente fuera de quienes intervinieron en detectarla (el Banco fue gravemente sancionado por la AFIP) sabía los pequeños entretelones del asunto? Se cuentan con los dedos de una mano, pero de todos quienes lo conocían solo un jóven: Leonardo Fariña.

El bunker desde donde se había gestado la maniobra, Juana Manso al 1600, restó típico de Puerto Madero.

Ahí estacionaba a la vista de todos su nueva Ferrari el personaje a quien llamaremos por sus iniciales M.A.L.

Tuvo un serio altercado hace poco en la localidad de Martínez. Leonardo Fariña sabía que ocurrió, pero varios agentes de fuerzas de seguridad a quienes les preguntamos por ese incidente, lo desconocían.

"El pendex (por Fariña, dicho cariñoso) no puede saber mas que yo", nos respondió un veterano oficial de la bonaerense.

Pero erró: Fariña supo lo que otros aún hoy ignoran.

Hasta que en ese lobby del hotel de Retiro nos relataron la balada del pistolero:

"A ese personaje –M.A.L.- le hicieron un entre con una mujer irresistible. Le decía que era casada, no tenía mucha libertad de movimientos y el tipito se subió al bólido de Maranello (hogar de donde salen las Ferraris) y fue hasta la zona norte. El lugar de encuentro fue en una estación de servicio. Ahí esperó y mientras cargaba combustible fue al baño de la gasolinera. En eso llegó sin hacer barullo una moto de alta cilindrada, un tipo que entra al baño donde estaba el personaje... y no se sabe qué ocurrió adentro. Sólo que nuestro hombre de la Ferrari salió presto, subió al bólido y emprendió a todo pedal el viaje de regreso. Adentro quedó un cuerpo baleado, un tipo con arma en mano que había entrado para cumplir un compromiso y quedó tendido. ¿Murió? ¿Sobrevivió? No lo sabemos, pero ni siquiera se conoce reporte policial ni periodístico".

Este es el relato aproximado que se nos hace de la historia que Leonardo Fariña conocía y muchos polis no.

Repetimos: El chico es aún muy jóven como para vivir aventuras como éstas. Todos los caminos siempre confluyen a Fariña y hasta ahora tuvieron –para él- final feliz.

Le sugerimos unas vacaciones, apartarse del surfeo en aguas donde abundan los grandes tiburones toro (son mas depredadores que el tiburón blanco, aunque parecen pececitos inocentes).

Pero cada uno labra su destino y Leonardo Fariña con juego o sin juego siempre pide un naipe mas.

Hasta aquí llegamos. Terminamos en esa balada del pistolero y el hilo de sangre que salía del baño de la gasolinera de Martínez cuando la Ferrari –con F de Fariña-, salió raudo y ya sabiendo que la damita irresistible había sido la tentadora carnada para un anzuelo fatal.

Posdata: La Ferrari original perteneció a un funcionario de Covelia, la recolectora de basura que le atribuyen a Hugo Moyano. Si ese bólido rojo hablara, cuantas cosas contaría... diría Gardel.

Volveremos sobre estas historas pronto, que seguro que sí.