La Argentina que quiere la gente: huevo, garra y corazón
La Selección llegó a la final de un Mundial después de 24 años y la gente disfrutó con un equipo que dejó alma y vida en la cancha.
¡Argentina está en la final! La Selección jugó como quiere la gente: con alma y corazón. En un partido chato, en donde los dos equipos se preocuparon más en defender las amenazas del rival, prevaleció la Argentina en los penales. Un partido que será recordado por la solidez defensiva, esa que tanto se criticaba.
Los resistidos demostraron porque están en la Selección. Sergio Romero con dos penales atajados, Martín Demichelis y Ezequiel Garay, junto con Marcos Rojo, cerraron la persiana en el fondo. Enzo Pérez, que jugó su primer partido de titular, jugó un gran partido y el error de Sabella fue reemplazarlo, cuando el cambio era por Lavezzi.
El planteo argentino fue como contra Bélgica: defender con dos líneas de cuatro bien juntas y aprovechar cuando se podía jugar, principalmente a la contra. Argentina no pudo encontrar el camino al gol, en parte, porque Lionel Messi no entendió el juego. La Pulga se dedicaba a juntar jugadores con gambetas, cuando había que tocar y buscar el espacio, en una defensa holandesa que numerosa, pero no invulnerable.
Prácticamente no hubo chances de gol en todo el partido. Lo más destacado fue el cruce de Javier Mascherano sobre Arjen Robben, que tuvo una sola escapada de sus habituales, y se ganó el cielo de los argentinos. La Selección tuvo un mano a mano de Palacio y una volea de Maxi Rodríguez, que salió flojita.
En los penales, Romero se lució, machete en mano, y Argentina volverá a jugar una final, esos partidos que no se juegan, se ganan. ¡Vamos Argentina!