La Argentina busca convencer a Brasil de no devaluar y le pone velas a China
Por José Calero* Con una economía que creció 9,5 por ciento en el primer semestre y un horizonte político despejado de cara a octubre, la administración de Cristina Fernández se trazó tres grandes objetivos en materia económica para el 2012.
En primer lugar, mantener el ritmo de consumo de la población, a través de mecanismos como los subsidios al transporte y la energía, la Asignación por Hijo, los planes Trabajar y una lista interminable de planes sociales.
"Hay que cuidar el mercado interno, por estrategia económica, pero también por conveniencia política", razonan cerca de los núcleos de poder K.
El segundo punto está dado por mantener las exportaciones hacia dos regiones clave: Asia, capaz de absorber fenomenales cargamentos de derivados de soja, y Brasil, que acuerdo por el Mercosur mediante se convirtió en destino privilegiado de la producción automotriz.
El tercero apunta a mantener un tipo de cambio competitivo, una meta que aparece más complicada, no tanto por la Argentina, sino por la clara intención del gobierno de Dilma Rousseff de introducir una devaluación paulatina del real.
Si Brasil profundiza su tendencia a la depreciación de la divisa, la Argentina deberá tomar cartas en el asunto, y en forma rápida.
Es que el país no se puede dar el lujo de repetir el error de fines de los 90, cuando el socio mayor de Mercosur devaluó y fue el inicio de una crisis que terminó de la peor manera.
Las reservas cerraron la semana en 49.400 millones de dólares y todo indica que seguirán cayendo en el segundo semestre del 2011, ante la sequía de divisas.
Pero el Banco Central no se quedó quieto y subió la tasa de interés, lo cual restó en parte el vuelco de los ahorristas en la divisa estadounidense.
Aunque parezca increíble, ocho años de bonanza como casi no se recuerdan en la historia argentina, no despejó dudas entre los ahorristas e inversores.
Además, a pesar de los maquillajes del gobierno, el superávit de las cuentas públicas se esfumó y los números del Tesoro arrojan déficit, que se cubre con utilidades del Banco Central y plata de la Anses.
Parece no existir en la Rosada, tal vez por cálculo político, pretensión alguna de ahorrar aunque puedan llegar tiempos de adversidad.
El "modelo" exige aceitar con fondos multimillonarios la rueda del consumo, y no ponerse tanto a pensar en cuáles puedan ser las consecuencias.
Al fin de cuentas, todo se justifica mientras haya Cristina para rato.
La Presidenta se preguntó si quizá en el futuro realicen una película con la historia de la relación amorosa con su fallecido marido, Néstor Kirchner, al igual que los filmes que narran el vínculo entre Juan y Eva Peón.
El tema en sí, carece de relevancia, y seguramente ante este pedido aparecerá rápido algún cineasta interesado en inmortalizar a la pareja en algún filme, de la mano de algún suculento subsidio del Incca, mediante.
Lo importante será determinar si los Kirchner serán recordados por las futuras generaciones por haber aplicado un modelo que le permitió a la Argentina saltar del crecimiento al desarrollo.