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La adultez mayor

Más jubilados, más adultos mayores, más años por vivir. Esta es la realidad del Siglo XXI, en la Argentina y en el mundo entero. Rosario no es la excepción y se impone la necesidad de interrogarnos respecto al futuro de nuestros altos años de la vida.

Para algunos, por imperiosa necesidad, será el aprender a convivir en hogares o residencias de mayores. Pero para muchos otros (y en este segmento encontramos a la mayoría de nuestros mayores) la realidad es otra. Permanecen en sus hogares acompañados o bien viven solos. La gente mayor que vive sola, en su viudez o soltería, va en progresivo aumento debido a la fuerza generadora de los cambios demográficos.

Convengamos que la jubilación marca un hito en la historia de una persona. Muy deseada en sus primeros tiempos, fluyen proyectos acompañando la excitación del momento. Lamentablemente, gran parte de ellos se desvanecen al poco tiempo, y muchos jubilados quedan desprovistos de fuerzas anímicas para buscar y generar nuevos caminos. Poco a poco sobreviene la impotencia, la tristeza o el desgano.

Hay significativos cambios respecto a nuestras generaciones pasadas. Hoy no basta la satisfacción de las necesidades materiales básicas, sino que se requieren otras que las anteriores generaciones no consideraron necesarias. Hemos heredado una visión de vejez obsoleta y anacrónica respecto a las invertidas pirámides demográficas. Ellas hablan de otras realidades y por lo tanto, de otras necesidades. Me refiero a las necesidades no sólo biológicas del adulto mayor, sino también sociales y espirituales: amar, aprender, participar, opinar, decidir, actualizarse, recrearse, estimularse integralmente, descubrir nuevos intereses que sostengan la mente ilusionada y las horas ocupadas.

Se habla en nuestros tiempos del posmodernismo, de "revolución blanca", "economía de plata", "partido gris", "educación permanente y no formal", "empoderamiento de los mayores". Existen ya instituciones de bien público que, respondiendo al ideario solidario que las funda, van creando espacios y respuestas a las necesidades de esta franja etárea en progresivo y relevante aumento.

Es el caso, por ejemplo, de la Caja Mutual del Personal del Banco Provincial de Santa Fe, que fiel a sus objetivos mutualistas, desde el año 1994 brinda a sus afiliados jubilados y pensionados y público en general los Talleres de Estimulación Global de la Memoria, espacios grupales que tengo el privilegio y el honor de coordinar desde sus comienzos.

Los talleres son un lugar de trabajo y de estimulación de las funciones mentales del adulto mayor, con la finalidad de mantener ágil la mente y fomentar vínculos interpersonales; lugar de entrecruzamiento de experiencias de vida y de amistad que enriquecen el mundo interno de cada uno de sus participantes y del grupo en su totalidad. Espacio flexible para ampliar saberes, intercambiarlos y recrearlos. Para vencer ideas estereotipadas respecto a la vejez y sus avatares. Espacio desde donde se promueve una cultura positiva del envejecimiento, dando así muestras gerontopedagógicas a las nuevas generaciones, misión trascendente a la que debe comprometerse todo adulto mayor.

Desde su creación, cientos de participantes han pasado por los talleres de la Mutual BPSF y muchos de ellos aún asisten con entusiasmo, desde el mes de marzo a noviembre de cada año.

Asimismo, profesionales de otras ramas del saber han sido invitados a los talleres, sobre la base de que el devenir de los altos años de la vida guarda complejidad tal, que exigen un abordaje interdisciplinario.

Es así como hemos recibido en estos fructíferos y laboriosos 16 años, médicos, kinesiólogos, nutricionistas, ópticos, fonoaudiólogos, neuropsicólogos, psicólogas de familia, psicoanalistas, farmacéuticas, profesores de gimnasia y recreación, artistas, cantantes, historiadores, escritores, profesores de bellas artes, muestras de fotografía, talleres de tejido, audio, y otros más. Hemos entrevistado a personas de edad y ejemplos de vida, de quienes nos hemos nutrido filosóficamente.

Pero eso no es todo. Nos hemos embanderado en trabajos solidarios a favor de la niñez visitando instituciones carenciadas y hemos organizado campañas de solidaridad en difíciles momentos. Hemos disfrutado organizando viajes y paseos, actividades creativas y reuniones festivas en las que hemos integrado a nietos, amigos y familiares. Nuestra forma de trabajo consistió siempre en abrir puertas y ventanas y es ánimo de la institución, y de su flamante nuevo presidente, Daniel Moreno, el continuar y sostener esta política de solidaridad social. La Caja Mutual BPSF inaugurará el próximo mes de marzo el 17º Ciclo de Actividades de Talleres, invitando a sus recientes jubilados, pensionados, familiares y amigos de la institución, a integrarse en estos semanales encuentros.

Queda aún mucha gente mayor que permanece pasivamente en sus casas, sin ánimo de buscar nuevas actividades que le aporten salud para un envejecimiento óptimo y deseable. Mucha gente cuya mirada al futuro de sus años no es esperanzadora.

Quedan aún muchas otras mutuales, instituciones de bien público, clubes y centros de jubilados en nuestra ciudad, que tras leer esta nota, quizás sean motivados e intenten multiplicar estos espacios, convocando a sus mayores a participar. Generemos el camino y escuchémoslos. Recordemos que una sociedad o una institución, que no escucha a sus mayores, pierde historia y gran parte de su identidad. Se debilitan sus raíces y se opaca el brillo que muchas veces, puede ser aportado sólo por la sabiduría de los años.