¡Arde Moda!
Kim Kardashian usó el vestido de Marily Monroe... pero sólo unos minutos y sin cerrar el cierre trasero
La influencer quiso lucir el icónico atuendo y para ello debió cumplir una serie de condiciones, por ejemplo bajar 8 kilos para poder entrar en él. Sin embargo, debió taparse la cola con un chal de piel.
A los 41 años, Kim Kardashian intentó convertirse en Marilyn Monroe durante unas horas en la gala del MET, pero su famoso y voluminoso trasero le jugó una mala pasada.
A pesar de someterse a una estricta dieta y enfundarse en un vestido sauna para adelgazar siete kilos en tres semanas, no pudo abrocharse el icónico vestido con el que la actriz le cantó el Happy Birthday Mr. President a John F. Kennedy en 1962.
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Marilyn también era curvilínea, pero no tanto como Kim, que en los últimos años ha desarrollado una silueta con cinturita pero prominentes caderas y exagerado trasero.
Un vídeo que se ha difundido este miércoles muestra a los asistentes de Kardashian intentando ajustarle el histórico vestido, pero no lo lograron. La influencer tuvo que llevarlo con un abrigo blanco de piel que llevó a modo de chal y tapando su trasero. Minutos después se cambió para lucir una réplica del original que, esta vez sí, se ajustaba perfectamente a su cuerpo. Y es que, tallas aparte, la estrella del clan de las Kardashian tuvo que aceptar varias condiciones para lucir la icónica prenda, como el compromiso a no ponerse ninguna crema que pudiera manchar la tela, y llevarlo solo en la alfombra roja y en las escaleras del MET.
Oh my gosh pic.twitter.com/8MgGrV43TP
— Daisy is her name (@her_khumalo) May 4, 2022
En el vídeo, publicado por TMZ, se ve a Kim entrando en pánico mientras su equipo lucha por encajárselo. '¡Dios mío! ¿podemos dejarlo abierto? pregunta.
El vestido fue un encargo de Marilyn al diseñador Jean-Louis para la gala que el Partido Demócrata organizó en el Madison Square Garden de Nueva York en mayo de 1962, unos días antes de que John Fitzgerald Kennedy cumpliera 45 años. Fue confeccionado en color carne con miles de piezas de pedrería y se convirtió en uno de los vestidos más emblemáticos de la actriz de Los caballeros las prefieres rubias porque se ajustaba a su silueta como una segunda piel. La prenda era tan ajustada que, según la leyenda, tuvieron que cosérselo en su cuerpo antes de su actuación ante el presidente.
El vestido forma parte de la historia de Hollywood y ostenta el récord de haber alcanzado el precio más caro en una subasta: fue vendido por 4,81 millones de dólares en 2016 y se exhibe en el Ripley's Believe It or Not! Museum de Orlando, Florida.
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