Kiciloff y los escraches: ¿Somos honestos los argentos cuando opinamos?
El síndrome de ser o parecer "políticamente correctos" no siempre nos lleva a decir lo que realmente pensamos. ¿Un ejemplo? La encuesta tramposa sobre "la mano de Dios" hace muchos años. Lo que nunca se dijo hoy te lo cuenta en exclusividad Darioveloz.com
@boimvaser
info@boimvaser.com.arMalasia, una callecita que no alcanza a tener cien metros en el corazón del barrio porteño "Las Cañitas". Los baches parecen producto de un bombardeo en Irak, pero no todo lo que se ve es así. En Malasia viven algunas de las fortunas más importantes de la Argentina. ¿Marcelo Tinelli es el nuevo vecino?
Dicen en los alrededores que para evitar el tránsito molesto, los vecinos de esa cortada pidieron al gobierno de la ciudad que deje el asfalto roto tal como está. La zona está poblada de embajadas, consulados y cuerpos de vigilancia y cámaras de seguridad VIP. No encaja una calle en pésimo estado salvo que los vecinos tengan razón en sus dichos.
"La Scalabrini Ortiz" es una agrupación de jóvenes kirchneristas a los que no le da el nivel para pertenecer a "La Cámpora", o son en todo caso, para un Nacional B de las juventudes k.
El hobby de la Scalabrini Ortiz en el 2012 fue llegar varias veces a la calle Malasia en micros varios, con bombos y toda la parafernalia de los buenos escrachadores, carteles y volantes en cantidad necesaria, y violentar la zona con cánticos y amenazas varias. Una de las víctimas de esos escraches fue el palacio que posee la familia Esquenazi, justo a mitad de cuadra. Nadie en Malasia podía salir a la calle cuando los jóvenes interrumpían algo sacados y con cánticos amenazantes. Y menos salir con chicos, que obvio se asustaban tanto como se debió haber asustado el hijo de Kiciloff en el Buquebús días atrás. Para la Scalabrini, esos escraches son justificados (en Malasia sólo viven "ricachones" y "oligarcas") y los que reciben los funcionarios son repudiables.
Como nunca tomaron demasiado estado público, el tema pasó desapercibido. Comenzó cuando Enrique Eskenazi pasó de ser un empresario nac & pop afín al proyecto K a un "enemigo de la patria". Ya se sabe cómo es eso, no hay que explicar mucho la mutación de amigo a enemigo y viceversa.
Y la pregunta del millón: ¿Todos los que repudiaron el escrache a Kiciloff lo hicieron desde el corazón, o fueron llevados por esa costumbre de muchos argentinos de mostrarse políticamente correctos ocultando su real punto de vista?
No es una pregunta caprichosa. Nos lleva al recuerdo de una encuesta que promovió el ex jefe Montonero ya fallecido, Rodolfo Galimberti.
En 1996, Galimerti hizo desembarcar en la Argentina a una consultora norteamericana formada por ex hombres de la CIA. Entre ellos, Frank Holder, un experto en operaciones de acción psicológica, hombre influyente en todo el ámbito de las relaciones diplomáticas de su país que por mérito propio después trabajo con el banquero Raúl Monetta y de ahí le compró el pase Matías Garfunkel.
Las agencias federales yankys son muy de hacer mediciones en la opinión pública para después recomendar medidas de cómo comunicar ciertos temas a la población. Un solo ejemplo. La negativa permanente de la Casa Blanca en reconocer la existencia del fenómeno OVNI (UFO, para ellos), parte de suponer que si se dá por cierta la autenticidad de miles de casos registrados fehacientemente, la opinión pública puede sentir pánico colectivo y eso no es bueno, según dicen, para la tranquilidad en el país.
¿Qué hizo la agencia de Galimberti en 1996? Eligió un centenar de personalidades públicas, desde empresarios, periodistas, deportistas, actores y otros de presencia mediática. Todos los elegidos tenían alguna "perla negra" (como diría el fallecido y apreciado Guillermo Nimo) – o muchas perlas negras- en materia de no cumplimiento de pago de impuestos, despidos masivos sin pagar indemnizaciones, eludir controles aduaneros, contrabando y otros ítems parecidos. O sea, todos los encuestados habían mostrado brotes de ilegalidad en alguna o muchas de sus actividades cotidianas. "Galimba" los sintetizaba así: "Elegimos gente que claramente no orinaba agua bendita".
Y como en 1996 se cumplían diez años de la famosa "mano de Dios" de Maradona a los ingleses, la pregunta en cuestión era una suerte de multiple choice en el cuál el entrevistado tenía que responder si avalaba o no el acto ilícito de cometer un gol con la mano –en infracción-, y celebrarlo como si hubiera sido un tanto legítimo.
No recordamos exactamente como fueron las preguntas, de hecho Galimberti nos lo comentó en una charla de café.
Pero lo que nos dijo fue que el resultado sorprendente es que cuánto más tramposo en sus negocios había sido el consultado, más se expresaba repudiando aquel gol legendario de Diego Maradona a los ingleses.
La opción que elegían decía algo así como.."debió anularse el gol y sancionar tiro libre indirecto a favor de Inglaterra".
Como el sondeo se dijo iba a ser publicado, los encuestados se mostraron muy interesados en dar una imagen "políticamente correcta" porque había una gran vidriera que los iba a mirar. Empresarios contrabandistas y evasores de impuestos mostraban la cara hipócrita de querer verse molestos por la ilegalidad en un asunto tan superficial como "la mano de Dios", aunque en sus actividades diarias hicieron lo que estaba a su alcance para engañar al fisco.
Con el caso Kiciloff parece que no cambió mucho la costumbre argentina de querer mostrarse políticamente correctos cuando en el fondo distan de serlo.
Los que han sido objetos de escraches sí tienen posición tomada y mucho más cuando los familiares también lo sufrieron (desde esa óptica, la huída de Kiciloff con el pibe en brazos en el barco produce pavura solo por imaginar el temor del niño, y la angustia del padre por esa situación). Lo mismo le pasa a los vecinos de la calle Malasia, pero de ellos nadie se ocupó el año pasado.
Y ya que estamos, cuando Galimberti me preguntó –por curiosidad personal, no formé parte de la encuesta- sobre "la mano de Dios", le contesté recitando la estrofa de un tema musical que nunca aún grabé. En esos cuatro versos mi opinión: "Este juego en banda es un tributo a Diegol / el que ganó la guerra que un borracho perdió / la mano de Dios hizo a Inglaterra mamar.../ de Villa Fiorito, hasta La Paternal".
No era así cuando compuse ese tema, sólo que con el tiempo la verborragia de Diego me hizo cambiar alguna palabra de su texto original. Ya te imaginas cuál.