DOLAR
OFICIAL $816.08
COMPRA
$875.65
VENTA
BLUE $1.18
COMPRA
$1.20
VENTA

Julián Eyzaguirre: la salud mental, las redes sociales, el caso María Becerra y la crisis global en los jóvenes

Las redes sociales, que en principio surgieron como herramientas para conectar personas, se han convertido en fuentes de estrés, ansiedad y depresión, especialmente entre los jóvenes.

María Becerra, una de las artistas más populares de Argentina y Latam, sorprendió recientemente a sus seguidores al anunciar su decisión de alejarse de las redes sociales debido a los impactos negativos que estas han tenido en su salud mental. "Me hace muy mal", expresó la cantante, poniendo en evidencia una problemática cada vez más común entre jóvenes y adolescentes en todo el mundo: la crisis de salud mental exacerbada por el uso intensivo de las plataformas digitales.

El caso de Becerra no es aislado. Seguramente a la mayoría de quienes leen estas líneas, sin importar su edad, habrán percibido la ansiedad que genera el uso constante y excesivo de las plataformas que nos mantienen al día hipercomunicados con situaciones y personas que, quizás, están a miles de kilómetros de nuestra realidad. Las redes sociales, que en principio surgieron como herramientas para conectar personas, se han convertido en fuentes de estrés, ansiedad y depresión, especialmente entre los jóvenes. Según un informe de la Universidad Complutense de Madrid, los estudiantes universitarios que invierten una cantidad considerable de horas en redes sociales presentan niveles medios de estrés y moderados de ansiedad y depresión. Además, un significativo porcentaje de estos jóvenes muestran síntomas de adicción a las redes sociales, lo que agrava aún más su salud mental.

El estudio realizado por la Universidad Complutense revela que plataformas como Instagram, WhatsApp y YouTube son las más utilizadas por los estudiantes, quienes, en su mayoría, destinan su tiempo en ellas a actividades de entretenimiento y comunicación privada. Sin embargo, el informe destaca que el uso excesivo de estas redes está vinculado con una baja autoestima y un incremento en los síntomas de depresión y ansiedad. El FOMO (o síndrome de "Fear of Missing Out") es un fenómeno psicológico que describe la ansiedad o el miedo a perderse experiencias, eventos, o interacciones que otros están disfrutando. Esa inalcanzable posibilidad de estar, hacer o ser parte de circunstancias que están completamente fuera de nuestro alcance. Ver constantemente lo que otros están haciendo, nos lleva a sentimientos de exclusión o insatisfacción, impactando negativamente en nuestra ansiedad, estrés, y adicción a las redes sociales.

Ahora bien, este fenómeno no es exclusivo de Argentina ni de los estudiantes universitarios. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido sobre la inminente crisis de salud mental a nivel global, particularmente entre los adolescentes. En su informe sobre salud mental del adolescente, la OMS indica que uno de cada siete jóvenes de entre 10 y 19 años padece algún trastorno mental. Los trastornos de ansiedad y depresión son los más comunes, y el suicidio se ha convertido en la cuarta causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años. La adolescencia es un período crucial para el desarrollo de hábitos sociales y emocionales que son fundamentales para el bienestar mental. Sin embargo, factores como la presión social, la violencia, la discriminación y la desigualdad, exacerbados por el uso intensivo de las redes sociales, aumentan significativamente el riesgo de desarrollar trastornos mentales.

Por otra parte, la OMS ha señalado que la influencia de los medios de comunicación, incluidos los digitales, puede agravar la discrepancia entre la realidad vivida por los adolescentes y sus percepciones o aspiraciones, lo que contribuye a la angustia emocional. María Becerra, con millones de seguidores y una presencia constante en las plataformas digitales, es un claro ejemplo de cómo la exposición continua y la presión de mantener una imagen pública pueden tener consecuencias devastadoras para la salud mental. Y también refleja-, en forma inversa a lo que sucede con el FOMO-, cómo la presión que sufre la artista por el “hate” -que es moneda común en entornos digitales- daña su salud, hostigándola por entornos odiantes que, en la mayoría de las veces, no tienen un asidero en el mundo real.

Ante esta situación, promover el aprendizaje socioemocional en las escuelas, la implementación de políticas que limiten el acceso a contenidos dañinos, el fomento de una cobertura mediática responsable, al mismo tiempo que empujar a los Estados para que actualicen sus plexos normativos en defensa de los datos personales, parecen caminos viables para mitigar los efectos nocivos que genera el uso excesivo y el libre albedrío (y la clandestinidad) que tienen las redes sociales. En esta línea, la Universidad Complutense, en su informe, también propone la realización de talleres formativos para concienciar a los estudiantes sobre los peligros y beneficios de las redes sociales. Se trata de todas medidas que podemos considerar útiles, pero que, al mismo tiempo, parecen muy alejadas de los contextos que atraviesan las sociedades en la actualidad, donde los Estados están en retracción y el pauperismo de la mayoría asalariada y la concentración exacerbada de la riqueza son galopantes.

El silencio de Becerra en las redes sociales es un grito de ayuda que resuena en la vida de millones de jóvenes que, como ella, luchan en silencio contra los demonios que estas plataformas pueden desencadenar. Su caso es un recordatorio urgente de la necesidad de abordar la crisis de salud mental que afecta a los jóvenes (y adultos, y los que vendrán) en todo el mundo. Si bien las redes sociales ofrecen innumerables beneficios, es crucial que se desarrollen y promuevan estrategias efectivas para minimizar sus impactos negativos. La salud mental debe ser una prioridad, no solo para los gobiernos y las instituciones de salud, sino para la sociedad en su conjunto y para toda persona que aún sienta la empatía propia del ser humano cada vez que aleja la cabeza de la pantalla y mira el mundo que lo rodea.

Dejá tu comentario