¡Arde Tele!
Juan Massimo: una historia de resiliencia convertida en una realidad de adoración al tango
Cantar por amor y honra al tango.
Cuando se habla de pasión, deseos y amor por el tango y todas sus formas el nombre de Juan Massimo es una fija. Su vida por la música transformada en una historia de resiliencia.
Nacido y criado al calor de las nuevas olas culturales y artísticas de los años 60' y 70' en su tierra natal de Adrogué durante su adolescencia desplegó su amor y vínculo con la música inicialmente de la mano del rock progesivo. Cantó y vibró al ritmo de las guitarras eléctricas y sintetizadores que eran una novedad en aquel entonces, aunque la pasión por la música fue un contagio de su abuelo materno, que desde chico le enseñó a entonar estrofas de los fuelles argentinos más emblemáticos.
Luego la vida misma lo llevó a tomar otros senderos: la adultez, el trabajo, la paternidad, y sobre todo, los golpes y los caminos sinuosos.
Massimo se alejó de los escenarios y el arte, mientras creció y construyó su vida como bancario, continuando con una historia común, como la de la mayoría.
Sin desearlo encerró al canario del arte, que quedó guardado en el arcón de los recuerdos por décadas. Décadas donde Juan se enfrentó a la peor de las adversidades: su propia mente. Mala vida, adicciones, noches y días en que aquel cantor oriundo de Adrogué se extravió en el devenir de una vida llena de complejidades, oscuridades y destellos pero que lo condujeron a momentos mucho menos felices que los que supo atesorar, cuando entonaba tangos de Goyeneche con su abuelo, o cantaba a gritos una versión del mítico Charly García.
El esfuerzo de sobreponerse a los embates más duros, que suelen ser los de la propia cabeza, y sobre todo, el amor a su alrededor, hicieron que Juan se rescatara a si mismo reconstruyendo una vida plena hasta el momento del final de su carrera laboral.
Hoy promediando sus sesenta años y tras cuarenta an̈os después de haber dejado la música, Massimo, se reveló contra todo pronóstico prejuicioso del "ya pasó el tren de la oportunidad" y apostó a volver a cantar.
En tiempos en los que se ve la "adultez" como una etapa aburrida, en la que los desafíos no pueden ser encarados, Juan Massimo es un ejemplo de resiliencia, actitud y ganas ya que reencauzó su sueño de hacer música, volviendo a sus orígenes del tango y grabando tres discos de estudio con grandes artistas de la escena local. Consultado Massimo sobre su estilo define a su música como "tango conurbano" y no quiere encorsetarse en el estereotipo del "tanguero con gomina" o el "tanguero que solo canta para los turistas extranjeros". Su música es arrabalera y dentro de su repertorio mezcla lo clásico del tango con sonidos nuevos, como puede ser un freestyle, un sintetizador de última generación, o una reversión de temas populares adaptados al estilo arrabalero de su tango.
Juan salió una vez más a la cancha presentando sus discos en Unione e Benevolenza, y en el mítico escenario del Club Villa Malcom. Desde entonces, gira por todo Buenos Aires mostrando su arte, con una adaptabilidad a los escenarios a los que se enfrenta y sin temor a animarse a jugar con los sonidos y estilos que lo atraen.
Para su sorpresa a sus sesenta años y tras cuarenta sin cantar el videoclip de su composición tanguera "Al llegar" obtuvo más de un millón de vistas entre todas las plataformas musicales y redes sociales.
Un caso distinto, en tiempos de resignación, Juan Massimo expresa la contundente idea de que "no importa el tiempo que muchos decretan perdido, sino sostener la pasión intacta y los deseos de cumplir los sueños hasta el último segundo de vida que nos toque vivenciar".
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