Jorge Lanata volvió a la radio: bajó 30 kilos y contó cómo fue su recuperación de cuatro meses
Desde su casa, el periodista retomó la conducción de “Lanata sin filtro”, luego de alejarse de los medios por cuestiones de salud.
Jorge Lanata volvió a la radio este lunes 3 de febrero para estar al frente de la novena temporada de Lanata sin filtro, el tradicional ciclo que conduce por Radio Mitre. Durante cuatro meses, el periodista suspendió todas sus actividades laborales para dedicarse a la recuperación de su salud. La decisión la tomó luego de haberse caído de espaldas en los pasillos de la emisora.
Alrededor de las 10 de la mañana, el conductor realizó el pase con Willy Kohan, quien está reemplazando a Marcelo Longobardi durante sus vacaciones. Unos minutos más tarde, arrancó su programa desde su casa con una breve introducción para su audiencia en la que se refirió a cuestiones personales, antes de opinar sobre temas de actualidad.
“Hace mucho que no nos encontramos, hace cuatro meses, es mucho tiempo. Pasé por Favaloro, por el Británico y por Fleni. Como dijo mi hija, tuve punto de vista de bebé durante cuatro meses mirando para arriba. Y todavía hoy lo tengo, porque no estoy recuperado del todo, pero se supone que lo voy a estar en los próximos meses. En este tiempo que miraba para arriba me negué a tomar contacto con cosas que me alejaran de pensar. Les tengo que contar ahora a todos los que me regalaron libros que no los leí, tampoco vi series de Netflix”, arrancó Jorge. “Armé en un cuarto un mini Fleni... puse una colchoneta de las que se levantan y una bicicleta fija. Estoy tratando de mantenerme. Bajé 30 kilos, pero tengo que bajar 10 más y ahí estoy”, contó.
“El último mes empecé a ver un poquito de televisión, tenía clavado en TN. Una vez lo llamé a (Nicolás) Wiñazki para salir, porque quería participar de lo que estaban hablando...”, reconoció entre risas. “Me sirvió para aprender algunas cosas. Que estupidez haberme caído en la radio. Qué increíble que una boludez así produzca lo que me pasó. Me caí de espaldas, me dolió mucho, se me cortó la respiración. En ese momento, pensamos que no era nada, pero después nos dimos cuenta de que se había roto una vértebra, la L1, y después esa vértebra se aplastó y todo se fue complicando”, agregó.
El periodista señaló que la recuperación fue y todavía sigue siendo muy lenta. Reconoció que no fue nada fácil volver a caminar y soportar los dolores. Luego, hizo una comparación con la actualidad del país: “Si esto me pasa a mí por una pavada, imaginate lo que es cambiar un país. Nosotros queremos cambiar todo el tiempo al país. Yo lo vuelvo a decir como lo vengo haciendo hace cuarenta años: ‘Vamos a tardar mucho tiempo en cambiarlo’. Tenemos que saberlo y tenemos que trabajar mucho para cambiarlo, estar muy convencidos de querer cambiarlo. Aun así nos puede ir mal”.
Tras haber vivido estos meses en tratamiento y recuperación, admitió que pudo ver a personas que realmente estaba muy mal de salud, porque habían sufrido un ACV o no podían hablar o moverse. A pesar de tener esos cuadros graves, se sorprendió porque la mayoría tenían fe de que podían estar mejor. “Es como un baldazo encima de la jeta. Decir esto también existe, no solo las boludeces en el medio de las que vivimos”, aseguró.
Por otra parte, Lanata reflexionó sobre la inclusión, un tema muy debatido en los medios: “Me entero que varios ministerios o secretarias van a adoptar el lenguaje inclusivo. Quiero que hablemos con el ministro de educación o con alguien. Ahora no se usa más la @ y la x, solo se usa la e. Mi pregunta es, sacando la e, ¿qué mierda es el lenguaje inclusivo? Si es solo la e me parece bastante pobre. El otro día en Internet vi la carta de un tipo que decía que había ido a un bar que tenía la carta en lenguaje inclusivo. El tipo le pregunta a la moza por qué la carta no estaba en braile y qué pasaba con los chicos autistas que querían leer la carta. Cuando hablamos de inclusión estamos boludeando el tema...”.
Luego, afirmó que esta cuestión es más profunda y para ejemplificar contó que en el edificio donde vive no hay rampas, como en muchas otras construcciones que no están preparadas para las personas con movilidad reducida. Además, señaló que en la oficia de su dentista no entra en el ascensor con su silla de ruedas. “¿Dé que carajo estamos hablando cuando hablamos de inclusión? ¿Es la inclusión de las chicas de clase media que hablan con la e? Estamos boludeando el tema, estaría bueno que nos lo tomáramos en serio”, manifestó.
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