Jeremías Aisenberg lleva el diván a internet en clave de remozado café concert
El ser humano parece digerir mejor la adversidad si hay alguien capaz de endulzarla o, por el contrario, echarle sal y pimienta. Cuestiones como el miedo, el duelo, o el divorcio pueden sobrellevarse mejor con una dosis de humor. De eso se ocupa el influencer del psicoanálisis o el “Pinti” de los divanes, Jeremías Aisenberg.
El universo 3.0 no para de fabricar líderes de opinión capaces de encarar temas complejos con cierta gracia, quizás con el objeto de que aquello que, a priori, aparece como dramático, pueda sobrellevarse con una media sonrisa.
Son una suerte de celebrities expectoradas por internet que suelen tener mucho para decir sin pelos en la lengua.
Algo así como lo que Enrique Pinti supo crear para una comunidad mucho mas tangible como la que se acercaba a sus cafés concert a confirmar que estaba todo “patas para arriba”.
Los espectadores están ávidos de una remozada “Salsa Criolla” que hable de sus problemas verborrágicamente y en forma un poco burlona y sarcástica para que, precisamente, la impiadosa realidad parezca chiste.
Es el caso de Jeremías Aisenberg, el psicólogo – influencer multiplataforma que la rompe en Spotify, Instagram, TikTok.
Si esto fuera poco, conduce un programa radial para captar la atención de millennials y centennials.
¿Qué diría Freud sobre este asunto de ponerle ritmo de standup a las cuestiones de diván?
Con su enfoque innovador, Jeremías Aisenberg está destinado a ser protagonista en el mundo streamer. Su trabajo está causando sensación en la subcultura multipantalla.
Ayer fue el Día del Psicólogo en Argentina así que fuimos a su encuentro para conocer más sobre su particular estilo de ejercer la profesión.
“Quizás cuando entendí que era una fotocopia, vino lo genuino porque el estilo aparece cuando no lo buscás”, dice Jeremías para presentarse en sociedad.
Sobre sus comienzos en estos nuevos canales, cuenta que “es muy difícil ser contemporáneo. No es que yo haya hecho algo, simplemente deje pasar lo que estaba pasando. Cuando nací no había internet. Hoy tengo 47 años y me entiendo mejor con los adolescentes que con la gente grande de mi edad. Quise sentar cabeza pero la cabeza no se quiere sentar”
Aisenberg entiende que las redes pueden ser una oportunidad o una trampa y sostiene que todos los medios son importantes, mientras no sean usados como parche de terror.
“Hago contenido cuando estoy triste, angustiado, o solo. Producir es hacer del dolor una posibilidad. Todo mi contenido es real, por eso tiene llegada. Mi método está sujetado a la época. Yo escribo, hablo, genero contenido real. Lo que yo digo está apoyado en mis casi 20 años de clínica”, agrega.
El profesional señala que nunca habla desde un saber teórico: “Me parece que hay que conversar sobre cómo podemos ayudar a las personas que nos piden ayuda. Un Psicólogo es una función que tiene que acompañar a ese que nos consulta, para lograr sus objetivos, y no educar a la gente como si el Psicólogo pudiese dar clases de vida”.
“Todos buscamos vivir un poco mejor, dejar de sentir esa frustración constante, la impotencia de no poder resolver cuestiones que pensamos que para todo el mundo son cuestiones menores, habitando una especie de karma o destino imposible de cambiar. Las formas son lo de menos”, concluye.
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