Javier Bardem
*Por Diego Papic. En su gran momento. Candidato al Oscar y premiado en Cannes, por "Biutiful", y casado con Penélope Cruz, con quien tuvo un bebe, habla también del argentino que es su mentor como actor.
Javier Bardem parece tenerlo todo. Descendiente de una estirpe de actores, se abrió paso en la profesión a fuerza de talento y llegó más lejos que sus padres y abuelos: conquistó Hollywood, fue el primer español en ganar un Oscar y su talento es reconocido por todos. Los últimos años también su vida personal se parece a un cuento de hadas: se casó con Penélope Cruz, también actriz, también talentosa, también muy bonita, con la que tuvo un hijo, que nació tres días antes del anuncio de su tercera nominación al Oscar.
Así, el oriundo de Canarias se transformó en el primer actor en recibir una nominación por un papel protagónico hablado íntegramente en castellano, un papel difícil, arriesgado, que le valió el premio la mejor actor en el Festival de Cannes y también un Goya. El personaje es Uxbal, el protagonista de Biutiful , la nueva película del mexicano Alejandro González Iñárritu, que se estrena aquí el jueves y que también aspira a una estatuilla en el rubro mejor filme extranjero.
Los bajos fondos de Barcelona están repletos de inmigrantes ilegales, vendedores de droga y policías corruptos. En esa selva se mueve Uxbal, un traficante de influencias que consigue mano de obra barata entre los ilegales y arregla protección de la policía para sus dealers. Uxbal vive con sus dos hijos chiquitos y por ahí revolotea su ex mujer, Marambra (la argentina Maricel Alvarez), bipolar e inestable, que tuvo problemas con drogas y quiere recuperar su familia, aunque su presencia daña y altera el clima que ya de por sí no es apacible. Porque, además de todo, Uxbal se está muriendo.
Bardem atendió a Clarín vía telefónica desde el Festival de Londres, en donde se encontraba presentando Biutiful junto a González Iñárritu. Después de preguntar "¿Cómo es esto? ¿Inglés o español?", seguramente mareado por tantas entrevistas, y nada dispuesto a hablar de su vida personal -por entonces no había nacido su hijo-, se dispone a conversar acerca de Uxbal, de la muerte y de su trabajo como actor.
¿Cómo es interpretar a un hombre que sabe que se va a morir? Uf (piensa). Es interpretar algo que tiene que ver con una cosa muy nuestra, y que siempre estamos en negación de ella, que es la impotencia. Creo que una buena parte del drama que me afecta es no poder aceptar la impotencia, que es la muerte. La actitud de Uxbal es la de quedarse apegado, la negación, que es quizá lo más común. Es lo contrario de Ramón Sampedro (se refiere a su trabajo en Mar adentro , de Alejandro Amenábar.) ¿Y cómo hallaste a Uxbal, más allá de su cercanía con la muerte? Es una persona que ha creado, por necesidad de sobrevivir, un mundo terrible, de explotación y violación de derechos. Se da cuenta de que además de alimentar a sus hijos con pan y con leche, tiene que alimentarlos con otras cosas, que estén sanos de cabeza. Y el conflicto viene cuando ve que lo que ha creado alrededor es un mundo equivocado, de abuso.
Se origina un conflicto muy interesante y el personaje tiene que saber elegir y dar un paso.
¿Cómo preparaste el personaje? Fue ardua. Tres meses de preparación y cinco de rodaje. Cuando llevás ocho meses en ese estado hay días que se te hace muy difícil distinguir la realidad de la ficción. Uno está suspendido en un estado de ánimo diferente, no natural. Siente que a veces se lleva su realidad y ve la realidad desde otro punto de vista. Fue el trabajo más duro que he hecho, donde más claro estuvo en mí la necesidad de saber dividir.
Quien fue una ayuda fundamental en esos ocho meses fue el argentino Juan Carlos Corazza, su profesor de teatro, mentor y amigo. Quedó claro en su discurso de agradecimiento por el Goya, el domingo pasado: "El me ayuda a soñar y me da alas".
Esas alas propias de la profesión del actor están también grabadas en sus genes desde varias generaciones atrás, desde sus abuelos Rafael Bardem y Matilde Muñoz Sampedro, pasando por su madre Pilar Bardem, a quien le dedicó su Oscar como ctor de reparto por Sin lugar para los débiles . En uno de los momentos más emotivos de esa ceremonia, pidió disculpas por tener que decirlo en castellano, y agitando la flamante estatuilla, dijo: "Mamá, esto es para ti, esto es para tus abuelos, para tus padres Rafael y Matilde, esto es por los cómicos de España que han traído, como tú, la dignidad y el orgullo a nuestro oficio".
Bardem, que habla pausado, musita que "No, no me costó aceptar el papel, en este caso sucedió el milagro que pocas veces sucede: el personaje, la historia y el director producen un círculo. Todo tiene sentido. Muchas veces el guión te gusta mucho y el personaje no tanto. A mí siempre me interesa el guión, que la historia sea una historia que nos cuente algo. Creo que aquellas películas que se nos quedaron en la cabeza para siempre son grandes historias, más allá de los actores o los directores. Cuando la historia no funciona, da igual.
¿Cómo es trabajar con González Iñárritu? El cine de Iñárritu es el que conocemos todos y a mí me ha atraído siempre. Ha trabajado con alguno de los mejores actores del mundo, que han hecho sus mejores trabajos con él. El cine que propone es muy extremo, pero tiene mucho de redención del ser humano. En su cine no hay efectos especiales, sino afectos especiales. Es un cine que pone el peso de la mirada en el ser humano, en el espíritu. Siempre, para irradiar eso, los pone a todos en circunstancias muy extremas, que es donde el ser humano tiene que enfrentar a lo más difícil, que es a sí mismo.
¿Hay alguna cercanía cultural mayor por ser latinoamericano? Sí, tenemos cosas en las que nos parecemos y en las que nos distinguimos. Si el material es tan fuerte como éste, la forma de enfrentarlo es distinta. Estábamos tomados de la mano, Iñárritu y yo. Teníamos que subir una montaña y llegar a la cima. Hubo momentos de desesperación, porque había temas muy medulares.
Bardem terminó de filmar el año pasado la película más reciente de Terrence Malick, todavía sin título, junto a Ben Affleck y Rachel Weisz. El secreto acerca de esta esperadísima película es total.
"Es una persona con un grandísimo sentido del humor –describe Bardem a Malick- y tiene una forma de trabajar única: trabaja realidad y ficción de una forma espectacular. Pero poco puedo contar, porque poco me dejan", dice y finalmente suelta algo así como una risita.