Inversiones y mercados
*Por Marcelo Elbaum. A la hora de invertir, lo más importante es saber en qué región del mundo conviene invertir, para obtener los mejores rendimientos minimizando el riesgo, lo que en consecuencia nos permitirá predecir cuáles son los mercados que mejor se comportarán.
Para poder determinar qué país se comportará mejor, que se resumirá en el país que más crezca y con baja inflación, es que tenemos que tener algunas nociones básicas de economía. No se asusten: la economía no tiene por qué incomodarlo, sino que todo se puede resumir en ciertas reglas de sentido común.
Recuerden: lo que ocurre en la economía no nos debe provocar miedo ni tampoco le tenemos que tener miedo a la economía. Muchas veces los economistas, como ocurre con los profesionales de otras disciplinas, intentan hacer las cosas más difíciles de lo que son, para crear un halo de misticismo y complejidad en sus profesiones, lo que implica que son imprescindibles (sino se les termina el trabajo, ¿no?). Pero les aseguro que las cosas son más simples de lo muchas veces nos hacen creer.
Debemos reconocer que la importancia de los datos económicos para los participantes de los mercados financieros se ha incrementado fuertemente con los años. Esta importancia se debe a dos mejoras: la primera en lo referido a la tecnología, que ayuda a diseminar a la información económica en forma instantánea; la segunda, la creciente sofisticación en la evaluación de esos datos y su significado para el valor de los activos financieros. Y esta es la razón de por qué lo que ocurre en Rusia impacta en Latinoamérica en forma instantánea. Hoy en día hay grandes capitales que se mueven muy rápido de un mercado a otro. Y los inversores hacen analogías entre los distintos países, por lo que lo ocurrido en uno impacta en el otro. Hoy el mundo financiero está mucho más relacionado que hace 30 años atrás.
A continuación veremos los indicadores más importantes que afectan a los mercados, de modo que sirva de guía al inversor común. Señalaremos la importancia de cada uno, porque no todos los datos tienen igual valor: algunos impactan más y otros menos. Pero hay dos cosas fundamentales que debemos saber:
Un mismo indicador económico, en distintos momentos, puede impactar de manera distinta sobre el mismo mercado. En cada momento de mercado hay que descubrir a qué dato económico los inversores le dan importancia.
Por ejemplo, en un momento que una economía muestre signos de crecimiento puede ser una buena noticia para el mercado; pero en otras situaciones, el crecer mucho puede generar inflación y se considera una mala cifra para el mercado.
En un momento del tiempo, el mercado estaba muy preocupado de que el petróleo cruzara la barrera de los 70 dólares. Todos los inversores preguntaban cuál era el precio del petróleo para decidir sus inversiones. En otro momento, el precio del petróleo se mantenía por encima de los 70 dólares, y ya nadie le prestaba atención a la hora de decidir sus inversiones. Eso es lo difícil y a la vez lo que recompensa: como decía Keynes, hay que tratar de descubrir que es lo que el promedio de los inversores creen que es el indicador a seguir y tratar de adelantarse.
En este sentido Marc Faber, autor del libro "Tomorrow´s Gold: Asia´s age of discovery, señala: "Cuando la comunidad de inversores está fascinada con un tema de inversión (sea oro, petróleo, etcétera) existen oportunidades espectaculares en otros activos o mercados". En general, encontrar activos subvaluados se da en sectores que en un determinado momento nadie les presta atención. De hecho, cuanto mayor es la manía en un sector del mercado o en un mercado de acciones, mayor es la probabilidad de que aquellas clases de activos olvidados muestren un potencial de apreciación importante. Esto es una de las reglas de oro de las inversiones, y siempre funcionará para el inversor paciente de largo plazo.
Entonces ahora sí, veamos cuáles serían las principales variables económicas que usted debería mirar para analizar los mercados financieros. Debe tenerse presente, que para poder determinar esto existen tres criterios que se tornan básicos:
1) Relevancia para la economía en su conjunto: si bien los datos pueden tratar de toda la economía, algunos disparan ciertos efectos. Por ejemplo, las ventas minoristas representan 2/3 de la actividad económica en los EEUU, por lo que su observación es muy importante para determinar el crecimiento de un país.
2) Momento en que se publica la información: existen ciertos informes que adquieren gran valor por el momento en que son emitidos.
3) Confiabilidad de los datos: en este caso hay que prestar atención a la magnitud de las muestras, si son revisadas, o si tiene datos que son muy volátiles o estacionales y entorpecen el desempeño del indicador.
Ahora bien, más allá de las consideraciones anteriores, cuando se intenta evaluar qué informe estadístico tiene el poder de mover el mercado, hay que tener en cuenta dos consideraciones claves: una es en qué fase del ciclo económico nos encontramos y la otra son los cambios estructurales.
Ciclo económico: como ustedes saben, la economía de cualquier país pasa inexorablemente por ciclos económicos. Por ejemplo, lo ciclos económicos en los EEUU luego de la Segunda Guerra Mundial y hasta principios de la década del 90, duraron en promedio 4 años. Esto quiere decir que luego de 4 años de expansión, venían 4 años de contracción y así sucesivamente. En este sentido, en los estadios tempranos del ciclo económico no hay peligro de inflación (porque todavía las fábricas tienen mucha capacidad ociosa pues están saliendo de un período de poca demanda), por lo que los reportes más observados por los inversores son aquellos referidos a demanda (si aumenta es una buena señal para el mercado porque se avanza en el ciclo de recuperación económica) o a la producción (es un reflejo del empresario que decide producir más pues prevé una mejora sustancial de la demanda).
Sin embargo, en la medida que se avanza en el ciclo económico, los negocios se expanden, a las empresas se les termina la capacidad ociosa de las fábricas, por lo que a los inversores les empieza a inquietar el hecho de si los trabajadores pedirán incremento de salarios y consecuentemente si habrá aumentos de precios (cuando la economía está muy cerca del pleno empleo, la mayor demanda de productos necesariamente se trasladará a precios). En dichos casos los informes más mirados son los referidos a salarios pagados, índices de precios y producción industrial entre otros.
Veamos los principales indicadores que pueden afectar a los mercados y desmitifiquemos algunas creencias falsas.
1) ¿Para que sirve mirar el Producto Bruto Interno (PBI)? Este indicador mide el nivel de actividad económica o el volumen total de producción de bienes y servicios finales de la economía. Sería como las ventas de una empresa: cuanto más crece el PBI, más rico es el país. ¿Cómo se mide este nivel de actividad? El PBI se compone de consumo de las familias, más gasto de las empresas en bienes de capital, más gasto del gobierno para financiar su actividad y más los ingresos por exportaciones menos los egresos por exportaciones.
El crecimiento del PBI en este caso está visto desde el punto de vista de quien demanda los bienes y servicios. Por eso es importante que conozcamos cuáles son las fuentes principales del crecimiento de un país, medido por la variación del PBI. Por ejemplo, en Argentina, el gasto en consumo representa el 70 por ciento del PBI, por lo tanto dicho gasto en consumo es una variable crítica a mirar para evaluar la dirección de la economía. La contrapartida de mirar el PBI como fue descripto anteriormente, es el consumo más el ahorro. ¿Por qué? Porque la riqueza que genera un país, o se consume o se ahorra.
Para saber si un incremento del PBI es bueno o malo para los mercados, se debe diferenciar si la economía se encuentra lejos o cerca del pleno empleo y que las empresas tengan la capacidad instalada a pleno. Si se está lejos del pleno empleo, cualquier aumento del PBI hará subir el mercado de acciones y bonos. Por el contrario, si la economía de encuentra cerca del pleno empleo, puede tener un impacto negativo sobre los mercados, pues se puede producir una suba de precios y de tasa de interés, que afectará a los mercados de riesgo. Cuando las tasas de interés suben, se le debe pedir un rendimiento adicional a los mercados de acciones para que sean atractivos y por lo tanto su precio es más bajo.
Por lo tanto, el crecimiento de un país no necesariamente es bueno para el mercado accionario. Si ustedes se acuerdan, el valor de una acción era el valor actualizado de los futuros ingresos. Cuanto mayor sea la tasa de descuento de los futuros ingresos, menor será el valor de la acción y por otro lado, una mayor inflación y tasa de interés, deprime el consumo y por lo tanto se deberán pronosticar menores ingresos futuros.
¿La inflación es buena o mala para las economías y los mercados financieros? Decididamente es mala para todos los mercados de riesgo, tanto bonos como acciones, siempre que no baje por debajo de un determinado nivel. Si la misma se mantiene en niveles bajos, genera mayor confianza en el programa económico y en los inversores y más aún, genera alta previsibilidad entre los empresarios para realizar proyectos de inversión y entre los consumidores para gastar. Pero un descenso por debajo de los niveles compatibles con un crecimiento sin inflación, alerta sobre riesgos "deflacionarios", con efectos todavía más nocivos sobre el crecimiento que la propia inflación. Quienes determinan el nivel óptimo de inflación, consistente con el crecimiento del país, son los bancos centrales.
¿Qué "pesa" la balanza comercial? Esta mide la diferencia entre las exportaciones y las importaciones. En realidad esto mide la entrada o salida de divisas (en Argentina serían dólares) en función que las exportaciones sean mayores a las importaciones (entrada de divisas) y viceversa. Tener una balanza comercial positiva implica tener también una moneda fuerte, pues las divisas que se generan se cambian por moneda local y se consume internamente. Lo que muchas veces pasa es que cuando la economía se expande las importaciones crecen más que las exportaciones (por el gran componente de material importado que requiere determinada producción), y de esta manera se deteriora el saldo de la balanza comercial. El hecho de que la balanza comercial sea deficitaria implica que están saliendo del país más divisas que las que entran. Por lo tanto, se necesita que algún inversor extranjero financie ese desfasaje, generalmente con la compra de bonos gubernamentales. El problema es que cuando sucede una crisis, dichos capitales se retiran del país, dejándolo sin financiamiento y la única solución que queda en dichos casos es la devaluación de la moneda doméstica. ¿no les recuerda a alguna película vivida? El título de la misma es : "Argentina 2001: sálvese quien pueda del default".
Impuestos: pagar o no pagar; esa es la cuestión. El resultado fiscal es la diferencia entre ingresos y egresos del sector público. Sin embargo, debemos diferenciar entre "resultado fiscal primario" y el "resultado fiscal total". El primero es el resultado de los ingresos operativos (principalmente impuestos) menos los gastos operativos (principalmente salarios). Es la verdadera generación de caja que tiene el gobierno. Esa es la cifra más importante a mirar en lo que concierne al resultado fiscal. El resultado fiscal total es el que surge de restarle al resultado fiscal primario, el pago de intereses de la deuda. Si un país tiene un déficit total provocado por los pagos de la deuda, pero con superávit primario, en algún punto dicho déficit total podría desaparecer. En el caso de tener déficit primario, el escenario es mucho más complicado.
En 2006, casi todos los países de Latinoamérica tienen superávits primarios y défictis primarios. Esta situación genera más confianza en el gobierno, para el manejo de cualquier crisis. Cuando el déficit fiscal tiene una tendencia creciente, o sea, que permanentemente se gasta más de lo que se recauda, pueden producirse dificultades para financiar la diferencia vía emisión de bonos por desconfianza de los inversores. Esto es tan sencillo como una empresa. En el caso de esta última, el resultado que la empresa genera o sus ratios de cobertura, sirven como respaldo para honrar la emisión de bonos. En el caso de un gobierno, el superávit fiscal es el que sirve de respaldo para honrar la deuda por bonos. Si el gobierno, tiene permanentemente déficit fiscal, tendrá que refinanciar permanentemente sus deudas. Pero un déficit fiscal alto, creciente o no sostenible a través del tiempo, lleva a un escenario pesimista. Entonces llega un punto en que los inversores se resisten a seguir financiando al gobierno y allí es donde estamos a las puertas del default. Por eso, se debe seguir muy de cerca la situación fiscal.