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Integremos a la mujer

*Por Carlos E. Abihaggle y Agostina Deiana. Una de las tantas discriminaciones que sufre la mujer es la que se relaciona con las tareas del hogar. Cocinar, lavar, planchar, limpiar, cuidar y educar niños es considerado un trabajo reproductivo y no productivo. No se lo computa a los efectos del cálculo de Producto Bruto Interno de cada país.

Es un trabajo "invisible" porque no existe formalmente ni en el sistema de Cuentas Nacionales.
En cambio, el mismo trabajo realizado por una empleada doméstica es computado como un ingreso. Un viejo chiste de las clases de economía afirma que si "una empleada doméstica se casa con su patrón, el Producto Bruto Interno del país cae".

Es preciso entonces integrar a la mujer-ama de casa a la economía nacional.

De ese modo, serían más comparables los cálculos y se revalorizaría el trabajo de la mujer en la sociedad.

¿Cómo hacerlo?

Hay dos métodos posibles.

Uno, haciendo encuestas serias sobre las actividades que realizan en el hogar y el tiempo que le insumen. Se le da un valor a ellas y se suma al cálculo económico. Esta forma es propiciada por Unifem, que es el fondo para el desarrollo de la mujer de las Naciones Unidas.

Otra alternativa es asignar el valor de los quehaceres domésticos a las remuneraciones de las empleadas domésticas y aplicarlo a todos los hogares, restando lo que reciben las trabajadoras domésticas.

En Brasil, el Observatorio de la Igualdad de género realizó una encuesta de hogares y estimó que el trabajo del ama de casa representa 10,3% del Producto Bruto Interno.

En nuestro caso, estimamos que esa contribución va de un 6% para México a 15,6% para Colombia pasando por 12% para Chile y 14,7% para Argentina.

La contribución monetaria de las amas de casa de esos cinco países suma 381 mil millones de dólares o sea el equivalente a 120% de la riqueza generada en la República Argentina en un año.

Para la Provincia de Mendoza las estimaciones son de 13%, equivalente a toda la riqueza producida por el petróleo y la minería.

En conclusión:

Debemos integrar el trabajo de la mujer-ama de casa y darle un valor económico. Tener datos certeros acerca del tiempo, esfuerzo y del aporte productivo que realizan es una forma de hacer justicia.