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Insólita memoria de Fráncfort

*Por Jorge Oviedo. LA Cancillería acaba de editar la memoria de la participación argentina en la Feria del Libro de Fráncfort de 2010. Es un libro muy lujoso, lo que se justifica por la ocasión, puesto que la Argentina fue el país invitado de honor.

El título nada sorprendente es, justamente, "Argentina, país invitado de honor. Feria del libro de Frankfurt 2010" .

La sorpresa está en el interior, ya que el libro y el DVD que acompaña son un monumento a la imagen de Magdalena Faillace, presidenta del Comité Organizador para la participación en la feria.

Para ponerlo claro, según el libro y el DVD pareciera que la invitada de honor no fue otra que la Sra. Faillace, quien llevó invitados para la ocasión y, por supuesto, en segundo plano, a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y, mucho más atrás todavía, a un grupo de escritores. Baste decir que sobre un total de 224 páginas es posible encontrar 35 fotografías de la Sra. Faillace.

Apenas abierto el ejemplar, uno se encuentra con que Cristina Fernández de Kirchner está en las dos primeras fotos en las que aparecen personas. Pero son pequeñas y están en una página par.

La Presidenta vuelve a aparecer 24 fotos de Faillace más tarde. ¿No se adivina con quién está? Sí, con Faillace.

Hay muchas fotos en el libro, un total 370. Faillace está en 35. La Presidenta, en nueve, pero en dos de ellas con.... ¡Faillace! También hay reproducciones de páginas de obras de arte, tapas de libros y de páginas de diarios extranjeros. Faillace aparece en una de estas últimas.

El video repite la exhibición desmesurada de la persona de la Sra. Faillace. En un total de 25 minutos hablan muy pocas personas. Cinco, para ser precisos.

La Presidenta tiene poco más de dos minutos y medio, que comparte con Elsa Oesterheld. Borges, 32 segundos. Y Cortázar, 26. El resto es para la Sra. Faillace, que hace una recorrida por el pabellón argentino en la Feria, micrófono en mano, con una presentación improvisada. Y hay que decir que la improvisación no es precisamente el fuerte de la Sra. Faillace. Lo que, para suerte de ella, no se advierte en las 35 fotografías del libro. En cambio, bastan para descubrirlo pocos segundos del video de nivel casero, con problemas de encuadre y edición. Así, en su discurso abundan los baches, los "eeehhhhhh...", las evidentes trabas para encontrar las palabras y otro montón de desaciertos. En el discurso de la Sra Faillace no hay lugar para las fechas, las escuelas, las tendencias, los movimientos, las épocas de los escritores a los que menciona, ni siquiera para precisar si viven o dejaron este mundo.

En cambio, ante la falta de datos, y de a ratos directamente de palabras, abundan los adjetivos, que tampoco son muy variados. "Gran escritor", "revolucionario del lenguaje", "gran poeta". Y también los furcios. "Una de nuestras primeras escritoras mujeres", aclara innecesariamente. "Radiografía por dentro", abunda, como si existieran las radiografías por fuera. "Nuestra historia argentina", para evitar que se confunda con nuestra historia alemana o japonesa. Y hay hasta un rapto de espanglish , porque las transparencias en boca de la Sra. Faillace no son tales, sino " backlights ", cuando habla sobre la cultura argentina. De fondo, mucho folklore y un poquitito de tango.

La muestra, el libro y el DVD pretendieron reflejar la cultura argentina y, por eso, aparecieron mezclados con los escritores desde el Che y Evita hasta los mates de silicona. Pero no hay un segundo de rock nacional. Y aunque se destaque en el pabellón el homenaje a Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, no hay ni una mención, aunque se enfoca su foto, a Ernesto Sabato.

Nadie más merece hablar en el DVD. En el libro hay dos páginas con palabras de Cristina Fernández de Kirchner y luego ocho con discursos de Faillace.

A los escritores invitados no se los identifica con epígrafes en las fotos ni con sobreimpresos en el video, y no se recopila una sola de sus expresiones ni en discursos ni en paneles o mesas redondas, que los hubo y muchos.

En cambio, hay lugar para reproducir en el libro una carta meramente protocolar de agradecimiento de la Cámara Argentina de Publicaciones, que, como todo escrito similar, carece de virtudes literarias destacables y está dirigida, ya nada sorprendentemente, a la Sra. Faillace.

Ni el libro ni el DVD muestran las dos gigantografías con imágenes de la Presidenta y su esposo; tampoco que en el pabellón argentino incluyeron fotografías de la primera mandataria entregando computadoras portátiles a estudiantes secundarios. Habrá que ver si la omisión le suma o le resta consideración presidencial a la Sra. Faillace, ascendida tras la Feria de Fráncfort a directora de Asuntos Culturales.

En suma, la concepción del pabellón argentino, con su mezcla de cosas en nombre del pedestre concepto de que "todo es cultura" fue, en todo caso, discutible. Pero el libro y el DVD presentados como "memoria de la presencia argentina" en la más importante feria de libro del mundo es un escándalo. Es una falta de respeto a los escritores que participaron y a los que no lo hicieron. Y un monumento al ego de una funcionaria, que convirtió lo que debió ser una memoria institucional en casi un mero video familiar y el álbum de fotos de un cumpleaños de 15. Todo financiado con recursos públicos.