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Infarto II

Hay tantas formas de infartos como infartados. Yo cuento la mía. El infarto duele. El infarto asusta. El infarto hay que asumirlo, pero pasa. Pasa si uno hace las cosas correctamente.

El primer aviso lo tuve a las 5.30 de la tarde en la radio. No me parecía un infarto. Sentí el famoso sudor frío, pensé que era un problema estomacal y todo pasó. Terminé la radio, me fui al canal, hice el programa y salí a comer con amigos. Pero en mi subconsciente vi algo que me decía que yo no estaba del todo bien.

El infarto actúa en 2 líneas, me parece. Una es la expresión física concreta de la enfermedad. La otra es la de una especie de llamado del subconsciente que te dice que lo que te está pasando no es normal.

A las 3 de la mañana me estaba bañando, porque volví tarde de la cena, y bajo la ducha sentí una pequeña puntada en el pecho.

Me acosté y la puntada del pecho ahora la sentía acostado en la cama pero justo sobre el corazón. Un dolor agudo, fuerte, que es imposible no reconocer como un infarto aunque uno jamás lo haya tenido.

Fueron 3 minutos. El primer minuto me dije "este dolor es un infarto". El segundo dije "este dolor es una cagada". El tercer minuto dije "me tengo que ir a internar". Todavía mi mujer no se había dormido y le dije: "Negra, no te asustes, tengo un dolor en el pecho, vamos al sanatorio".

Estábamos a tres cuadras. Manejé yo y 10 minutos después en la sala del Mater Dei junto al Doctor Reynaldo me dijo "estás cursando un infarto, vamos a tener que ponerte un stent". Esto es el relato objetivo.

Insisto: es muy doloroso el infarto pero no insoportable. Cuando oís las señales del cuerpo y no te haces el gil, podés zafar fácil. Si sos negador te podés morir. Lo que vino después es como una rutina conocida, algo de eso ya les conté.

Pero conviene tener en cuenta que el infarto en mi caso se venía anunciando desde una semana antes. Por eso recomiendo que cuando uno empieza con algún problema raro y los médicos buscan por otro lado, uno debiera decirles a los médicos por qué no se fijan por el lado del corazón.

El domingo previo cuando volví a casa después del programa del 9, me dolía la panza. La última vez que a mí me había dolido la panza tenía 7 años. Nunca jamás me había dolido la panza. Por eso era raro.

Y en la semana posterior ese dolor de panza fue dando manifestaciones diferentes hasta que finalmente estalló el viernes a la noche en el infarto.

No culpo a nadie. Pero entre todos los médicos que me vieron a ninguno se le ocurrió pensar que por debajo se estaba gestando el tsunami.

Consejos primarios. Hay que oír al cuerpo, hay que tener miedo, hay que estar alerta porque el corazón, a diferencia de otros órganos, manda una señal secreta misteriosa y oscura que te dice directamente "ojo que esto no es joda".

Uno va sacando frases clásicas de la medicina cardíaca. Algunos esoterismos como los siguientes: "En infarto el tiempo es miocardio".

¿Qué significa esto? El miocardio es el músculo que rodea el corazón. Si dejás pasar mucho tiempo el infarto, ese músculo se paraliza y sos boleta. Por eso siempre conviene ir rápido a la consulta. Acordate bien esto: en infarto el tiempo es miocardio.

Reitero. El infarto es doloroso pero se soporta. No seas negador. El primer minuto reconocés que es infarto. El segundo minuto decís "no me puede pasar a mí". El tercer minuto decís "aunque no me puede estar pasando me pasa". Salí rajando para el hospital.

En el próximo informe habrá más agradecimientos a todos los que me acompañaron de cerca y a la distancia.

Gracias a todos y la verdad me sentí muy querido y acompañado por todos, que no es poco.