Incipiente tensión entre actores del nuevo Senado
Por Martiano Pérez de Eulate. A falta de adversarios políticos que preocupen, dato consolidado en la última elección presidencial, en el kirchnerismo se amplifican las pequeñas batallas internas que justamente cobran mayor dimensión debido a la ausencia de amenazas externas en el horizonte inmediato.
Según fuentes del sector, un tironeo que se viene cocinando desde antes del comicio del 23 de octubre tiene como ámbito de desarrollo futuro al Senado de la Nación. Allí, donde a partir del 10 de diciembre se sentará el vicepresidente electo, Amado Boudou, estrella ascendente del oficialismo y uno de los ministros con más llegada a Cristina Kirchner. Allí, donde también recalará otro funcionario actual de alto rango: el jefe de Gabinete Aníbal Fernández.
Boudou y Aníbal se llevan bastante bien, explican a modo de versión oficial en la Rosada. "Somos amigos", dirá Fernández si se lo consulta frente a un micrófono. El hombre supo ser dueño de una porción importante de poder en el gabinete pero una serie de decisiones de la Presidenta -sacarle el manejo de las fuerzas de seguridad, desplazarlo de las decisiones en materia de comunicación y publicidad, etc.- terminaron por devaluarlo un poco en la interna del kirchnerismo. No obstante, tuvo su recompensa por los ocho años de servicio al proyecto K: encabezó la lista de senadores nacionales por la provincia de Buenos Aires y resultó electo por la mayoría en octubre último. La segunda de esa lista fue María Laura Leguizamón, con relación mucho más cercana a Cristina. No es un dato menor.
UN SILLON CLAVE
Cerca de Aníbal siempre se dijo que su aspiración es reemplazar en el cargo a José "Pepe" Pampuro, el actual presidente provisional del Senado y mantener la lógica de que la retenga Buenos Aires. El cargo no es poca cosa: es quien preside las sesiones cuando se ausenta el vicepresidente y, en los hechos, integra la línea de sucesión presidencial. Pampuro llegó a ese cargo acompañando a Cristina en aquella elección legislativa de 2005, en la que la actual jefa de Estado se impuso a Chiche Duhalde.
Hombre de Lanús, ahora fue relegado en los planes presidenciales. "No tiene más lugar en el cristinismo", explican las fuentes consultadas. Hay algo de injusticia en esa decisión: allá por 2003, cuando la candidatura presidencial de Néstor Kirchner era casi una quimera, Pampuro -a cargo de la secretaría general de la Presidencia de la Nación- fue el principal fogonero de la postulación del santacruceño dentro del gobierno del entonces presidente Eduardo Duhalde.
Como sea, ahora tiene destino casi seguro como vicepresidente del Banco Provincia, donde llegará para trabajar con su amigo Daniel Scioli. Desde esa poltrona bancaria, Pampuro -de muy buen y discreto diálogo con casi todos los sectores políticos, empresarios, militares y eclesiásticos- tiene destino de operador político de la eventual candidatura presidencial del Gobernador.
DESPUES DE DICIEMBRE
Conviene volver al Senado. Fuente bien informadas que conocen los vericuetos de esa casa cuentan que ya se desató cierta puja entre Boudou y Aníbal F. por cuestiones de poder interno. Del que quiere tener cada uno, claro, desde diciembre.
El ministro de Economía ya puso a trabajar en la organización de su desembarco a un técnico de su confianza -sería Andrés Iturrieta, secretario Legal y Administrativo del Palacio de Hacienda- para auscultar la estructura de personal que hoy depende de Julio Cobos, los vaivenes del presupuesto de la Cámara Alta -manejará unos 800 millones de pesos- y las posibilidades de expansión de la influencia interna.
Obviamente que, de arranque, Boudou tiene asegurado que será un vice con mucho mayor protagonismo que el decorativo papel que vino cumpliendo el radical Julio Cobos desde su ruptura con el kirchnerismo, allá por 2008 y luego de votar en contra de las retenciones móviles a las exportaciones cerealeras.
El problema es que, parece, Fernández también quiere tener una alta dosis de poder interno. Al menos más importante de la que tuvo, en los hechos, el saliente Pampuro. Aníbal tiene acreditado en su currículum cierta gimnasia parlamentaria ya que fue senador provincial. Suena hasta lógico que, dado el alto nivel de exposición que tuvo en la era kirchnerista, el quilmeño aspire a manejar ciertos hilos de la Cámara Alta.
No son pocos los que opinan que esta tensión que se viene generó los muchos rumores que se escuchan por estos días en el Poder Legislativo nacional y que replican en los medios especializados en el tema parlamentario. Como la supuesta intención de Boudou de cesantear a varios contratados de la Cámara para reemplazarlos por otros leales, algo que seguramente será resistido por el gremio correspondiente. O las versiones que dicen que Cristina tiene reservada la presidencia provisional para otra figura que no es Fernández, acaso con perfil más bajo y ambiciones menores, y que el jefe de gabinete a lo sumo debería quedarse contento si preside la comisión de Asuntos Constitucionales.
Cristina, que hace un culto del hermetismo sobre sus decisiones, no ha dicho ni una palabra sobre el tema. Tampoco sobre quién conducirá el bloque oficialista, hoy en manos de un desgastado Miguel Angel Pichetto, quien parece ilusionado con la continuidad.