Incertidumbre por presión sindical
La incertidumbre sobre la inflación real y la competencia política entre dirigentes sindicales puede convertirse en una combinación peligrosa para la economía y para los intereses de los trabajadores.
Días pasados, el titular de la CGT, Hugo Moyano, anunció que el sindicato de Camioneros acordó un aumento salarial del 24%, lo cual fue bienvenido por el Gobierno y presentado como pauta para el resto de las negociaciones en curso.
Pero a poco de eso, gremios no alineados con Moyano, dieron a conocer que exigirían aumentos mucho más elevados, como sucedió con Mercantiles, el que tiene el mayor número de afiliados.
Si estos planteos, destinados a disputar lugares en las internas sindicales y políticas, se efectivizan, se corre el riesgo de iniciar una carrera de exigencias y conflictos y de precios y salarios que puede afectar tanto las expectativas de los inversores como la inflación.
Y esto, en un contexto donde ya existe una elevada incertidumbre por varios motivos entre los cuales figuran la generada por el año electoral, el avance del sindicalismo oficialista, la decisión del Gobierno de aumentar su presencia en las empresas cuyas acciones tiene la ANSeS y los proyectos de sectores del oficialismo para radicalizar la política de intervención estatal en la economía.
Es de esperar, por lo tanto, que se imponga la prudencia y que el Gobierno sepa negociar con la dirigencia sindical para evitar una escalada sindical conflictiva.
La competencia de pedidos de aumentos de salarios, en un contexto de inflación e incertidumbre, puede tener consecuencias lesivas para la economía y para los propios trabajadores.