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Incertidumbre laboral entre los jóvenes

La reciente edición de la Feria Educativa demostró que los jóvenes priorizan las salidas laborales antes que su vocación en la elección de sus carreras universitarias. Ello es así porque vislumbran un marco de escasas posibilidades de empleo futuro.

La realización de una nueva edición de la feria educativa, más allá de la importancia que tiene para que los jóvenes puedan consultar sobre las distintas carreras universitarias, dejó un sabor preocupante que deberá tener en cuenta la dirigencia política. Los chicos, según ellos mismos indicaron, suelen dejar de lado su vocación y se vuelcan hacia profesiones que tengan mayor salida laboral en razón de que en su mente está fijada la necesidad de conseguir un trabajo para poder afianzar un futuro.

Esa incertidumbre por el futuro laboral se da en el contexto de un fuerte crecimiento de la economía argentina que se contradice con el nulo incremento en el nivel de ocupación. Especialistas en el tema señalan que esa situación responde a distintos factores, entre los que se cuentan la elevada inflación local frente a un tipo de cambio estable, lo que alienta la compra de bienes importados y encarece el costo de la mano de obra en dólares.

Un informe indica que el empleo privado cayó en 2009, pero el fuerte repunte de la actividad en 2010 permitió recomponer los puestos de trabajo perdidos durante la crisis, mientras -según los propios datos oficiales- por cada punto de crecimiento de la actividad, la creación de trabajo es menor y este fenómeno es notorio en el sector privado.

Además, el crecimiento de la industria no se está traduciendo en nuevos puestos de trabajo y  la realización de grandes proyectos de inversión en la industria durante los últimos años fue escasa, por lo que el empleo tampoco fue traccionado por la puesta en marcha de nuevos proyectos. Los propios datos del INDEC destacan que mientras la actividad industrial se incrementó un 9,4 por ciento en el primer trimestre del año pasado, el empleo industrial sólo aumentó un 2,9 por ciento.

En nuestra provincia creció el empleo no registrado y cada vez son más los jóvenes que se desempeñan en distintas actividades, quienes en sus manifestaciones destacan trabajar en empleos informales para poder costearse sus estudios, aunque en la casi totalidad de los casos esos trabajos no tienen ninguna relación con la carrera universitaria que cursan.

En los hechos, el problema de la generación de fuentes de empleo y de la inclusión de los jóvenes en la actividad laboral tiene un sustrato mucho más profundo. Es que no hay en la Argentina de las últimas décadas un proyecto de país que permita direccionar la educación hacia ese objetivo.
 
Esa situación ya fue muy bien explicada mucho tiempo atrás por el ex presidente Arturo Frondizi, cuando señaló que, luego de la guerra y ante la falta de alimentos en el mundo, Juan Perón impulsó la creación de las escuelas técnico agrarias (en Mendoza, la escuela Pouget) y que él (Frondizi), ante la necesidad de industrializar al país, promovió las escuelas técnicas (las ENET). Con errores o no, lo cierto es que se fijó primero un proyecto de país y se direccionó la educación hacia ese sentido, siguiendo las huellas de lo que tan bien se supo hacer de modo integral en las primeras décadas del siglo XX tras el proyecto sarmientino.

Después de ello, no hubo nada más o, peor aún, en la década del 90 las escuelas técnicas fueron cerradas porque en el país convenía mucho más importar que fabricar. Y la realidad actual marca que, por más que se haya incrementado el presupuesto educativo -según lo afirman las autoridades nacionales- la educación mantiene un ritmo pendulante, sin objetivos claros que quedan evidenciados en la incertidumbre y la preocupación de los jóvenes por su futuro.