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Incentivo a la industria

El Plan Estratégico Industrial 2020, lanzado por la Presidenta de la Nación, fue bien recibido por el sector.

La Presidenta anunció la política destinada a incentivar al sector industrial, mediante objetivos a largo plazo que contienen planes de financiación, protección contra la competencia desleal y la sustitución de importaciones, sin que estos lineamientos impliquen un avance oficial sobre la actividad privada, pero sí habrá una intervención reguladora del Estado.

Cristina Fernández de Kirchner defendió el modelo de crecimiento económico, diferenciado de las políticas de ajuste que sólo llevan a la recesión; observó la importancia del papel de la industria en el crecimiento económico de la Argentina y ponderó la firmeza macroeconómica del país, que le permite sortear las turbulencias internacionales, en alusión a las crisis en Estados Unidos y Europa.

El plan lanzado el martes último en Venado Tuerto precisa los objetivos que se pretenden alcanzar, con un crecimiento del PBI industrial del 7% anual, exportaciones por u$s 246.000 millones, baja del desempleo al 5% y niveles de inversión del 28% del PBI, para lo cual habrá financiación específica y defensa contra la competencia desleal. La sustitución de importaciones prevé facilitar la radicación de empresas para fabricar en el país, como también profundizar la creación de polos productivos regionales y promover la incorporación de tecnología e innovación. En este contexto están incluidos los sectores de alimentos, calzado, textiles y confecciones, madera, papel, muebles, materiales de construcción, bienes de capital, maquinaria agrícola, automóviles y autopartes, medicamentos, software y químicos y petroquímicos.

El titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), Ignacio de Mendiguren, elogió el plan porque, dijo, se ha pensado en el futuro ya que no existe industrialización sin objetivos a largo plazo y menos sin involucrar a toda la cadena de valor de cada sector, más la participación directa de todas las regiones comprendidas. El optimismo de la UIA minimiza los probables efectos de la actual crisis global en el país, porque estalló en las principales naciones desarrollados, aunque nadie puede predecir como va a terminar.

Sin embargo, diferentes sectores de la economía han advertido que Argentina no está blindada frente a la crisis mundial y en este escenario Brasil, el principal socio del Mercosur, ya siente los embates. La devaluación del real, las bajas de ventas que han provocado suspensiones de personal en fábricas brasileñas y las restricciones a los productos argentinos, son síntomas preocupantes que deben ser monitoreados diariamente para evitar sorpresas desagradables.