Ideólogo
*Por Hugo Caligaris. La ideología de los estadios es una disciplina que se va imponiendo poco a poco. Hasta hace un tiempo, era sólo una materia optativa en las carreras para la formación de dirigentes, pero en la actualidad se ha vuelto obligatoria.
"Quiero hacer un recuerdo al ideólogo de este estadio, al presidente y amigo Néstor Carlos Kirchner." (Del gobernador José Luis Gioja al inaugurar el Estadio del Bicentenario, en San Juan.)
Se considera que si el aspirante a candidato no sirve para ideólogo de estadio, mejor que se dedique a otra cosa y se olvide para siempre de la política.
No nos confundamos: una cosa es tener la idea de hacer un estadio, que se le puede ocurrir a cualquiera, y otra muy diferente es ser un ideólogo de estadio, para lo cual es necesario haber estudiado mucho y, sobre todo, haber meditado profundamente sobre los vínculos entre la pelota y el césped, la distribución geopolítica de las barras bravas en el sector central de la tribuna, la procedencia o improcedencia ética del alambrado, la ubicación de los efectivos policiales, de cara a la platea o mirando al campo de juego, y la libertad de movimientos de los camarógrafos, que tienen la sagrada misión de transmitir el partido.
Un ideólogo de estadios viene a ser alguien parecido a un filósofo, pero menos volátil, más pragmático, con las dos zapatillas en la tierra. Su tarea es construir un corpus analítico e interpretativo para dar cimiento ideológico no solamente a un estadio en particular, como puede ser el sanjuanino, sino a todos los estadios que en la Argentina han sido y a los todavía muchos más que serán, si Dios quiere y los gobiernos populares lo permiten.
Cada estadio tiene su ideología: están los progresistas y los gorilas. Sólo un buen ideólogo de estadios puede llevar adelante la necesaria depuración ideológica que los iguale en lo esencial: la difusión del fútbol. El estadio es el templo, y el ideólogo, su ángel guardián. Con esa base teórica, por supuesto, desaparece el fantasma del descenso.