Huidas contra el estrés: Cuando el colapso no es la mejor salida
Muchos aseguran que, ante las problemáticas cotidianas, lo mejor es conservar la calma e incursionar en técnicas de relajación. En DIARIOVELOZ.COM te proponemos ¡escaparte!.
Las propuestas escasean cuando se trata de deshacerte del estrés rápida, eficaz y, por sobre todas las cosas, gratuita ó económicamente miserable. Sin embargo, no por eso tenés que permitirle a la vida ese castigo frustrante del no vacacionar o, aunque más no sea, huir por “un par de días” de la jungla de cemento a… ¡donde sea!
Por supuesto que el “donde sea” implica una distancia considerable de chicos berrinchescos, maridos o esposas molestos; jefes gruñones o meramente insoportables; condicionamientos horarios; etc, etc.
En principio, cabe destacar, que no es imprescindible tener vehículo propio. Siempre se puede “aprovechar para ponerse en estado” y darle uso a la oxidada bicicleta que tenés en el garaje y en desuso desde hace años; con ella (te comento) bien se puede arribar en las costas del río para organizar una jornada “picniquesca” simplemente y despejarte al menos unas horas diarias.
Sin embargo, si las várices no te permiten el bicicletear no te hagas problema porque esta es sin dudas una buena ocasión para rememorar tu época seudo hippie y hacer dedo y “cual mochilero adolescente” partir sin rumbo montado al camión de algún adherido a la CGT que bien te puede dar cátedra respecto a los principios de un tal Moyano y disfrutar así, del confort del viaje.
Arribando un tanto más a la realidad, dentro de tus posibilidades está las ciudad de Escobar que, por ejemplo, cuentan con campings municipales; el parque Temaiken; museos gubernamentales y hermosos espacios de recreación abiertos al público como el Delta del Paraná y, la mejor parte, ¡podés llegar en tren!, invirtiendo en viaje alrededor de cinco pesos (y si, boleto vas a tener que sacar).
Asimismo, Zárate es el centro del disfrute en su hermosa y gratuita costanera y plácidos parques varios.
Del mismo modo, una hermosa opción es la ciudad de San Pedro en la que acampar es un ensueño por la tranquilidad del espacio y, al mismo tiempo, la pronta accesibilidad al centro turístico y recreativo.
Si contás con un vehículo, una escapada a Colón, Entre Ríos; ó Rosario, en Santa Fe; no vienen para nada mal y no cuestan para nada caro por la proximidad y la sencillez con la que podés relajarte… ¡simplemente huyendo de Buenos Aires!
Si, en cambio, accedés a la posibilidad de viajar a la costa atlántica ó países limítrofes… ¿Para qué leés esta nota?
Por supuesto que el “donde sea” implica una distancia considerable de chicos berrinchescos, maridos o esposas molestos; jefes gruñones o meramente insoportables; condicionamientos horarios; etc, etc.
En principio, cabe destacar, que no es imprescindible tener vehículo propio. Siempre se puede “aprovechar para ponerse en estado” y darle uso a la oxidada bicicleta que tenés en el garaje y en desuso desde hace años; con ella (te comento) bien se puede arribar en las costas del río para organizar una jornada “picniquesca” simplemente y despejarte al menos unas horas diarias.
Sin embargo, si las várices no te permiten el bicicletear no te hagas problema porque esta es sin dudas una buena ocasión para rememorar tu época seudo hippie y hacer dedo y “cual mochilero adolescente” partir sin rumbo montado al camión de algún adherido a la CGT que bien te puede dar cátedra respecto a los principios de un tal Moyano y disfrutar así, del confort del viaje.
Arribando un tanto más a la realidad, dentro de tus posibilidades está las ciudad de Escobar que, por ejemplo, cuentan con campings municipales; el parque Temaiken; museos gubernamentales y hermosos espacios de recreación abiertos al público como el Delta del Paraná y, la mejor parte, ¡podés llegar en tren!, invirtiendo en viaje alrededor de cinco pesos (y si, boleto vas a tener que sacar).
Asimismo, Zárate es el centro del disfrute en su hermosa y gratuita costanera y plácidos parques varios.
Del mismo modo, una hermosa opción es la ciudad de San Pedro en la que acampar es un ensueño por la tranquilidad del espacio y, al mismo tiempo, la pronta accesibilidad al centro turístico y recreativo.
Si contás con un vehículo, una escapada a Colón, Entre Ríos; ó Rosario, en Santa Fe; no vienen para nada mal y no cuestan para nada caro por la proximidad y la sencillez con la que podés relajarte… ¡simplemente huyendo de Buenos Aires!
Si, en cambio, accedés a la posibilidad de viajar a la costa atlántica ó países limítrofes… ¿Para qué leés esta nota?