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Hombres de números

*Por Sergio Suppo. Las encuestas insinúan la posibilidad de una polarización entre De la Sota y Juez que, sin embargo, nadie puede asegurar que se concrete

Lo logramos. Costó trabajo, pero ya está. Los cordobeses tenemos, al fin, una generación entera de dirigentes interesados más en los números que en las ideas que suponen, dicen o sugieren representar.

Hombres de números no significa políticos devenidos economistas. Ésa sería, al menos, una hipótesis interesante que los completaría como potenciales administradores.

No. Los números que interesan a nuestros hombres son los que tartamudean las encuestas de opinión que, como una metralla, comenzaron a derramarse sobre las desprevenidas trincheras de los ciudadanos convocados a votar este año.

No sería grave si los cordobeses ya hubiesen tenido la oportunidad de conocer al menos un resumen, un mínimo compendio de lo que ofrecerán como oferta para ser elegidos. Es un detalle menor.

Siempre será mejor elegir por la pinta de Oscar Aguad, por la entonación de José Manuel de la Sota o por la gracia de Luis Juez. Aun antes de comenzar eso que parece será una campaña electoral, los cordobeses ya disfrutan como único menú los sondeos que ponen a uno arriba de otro, bajan a éste y suben a aquél.

Encuestas hay para todos los gustos. Las que parecen serias pero no lo son, las pagadas por el que quiere aparecer mejor, las que sorprenden con resultados insólitos y, al fin, algunas hechas con algún rigor. Todas tienen como una misma raíz respuestas levantadas de gente que prefiere contestar antes que decir que no sabe o que prefiere esperar a conocer qué le van a prometer.

Los candidatos cumplirán con la formalidad de hacer una campaña que unos prometen fuerte, otros estiman interesante, alguno anuncia corta. Cuando, al final, De la Sota, Aguad y Juez tengan la gentileza de revelarnos algún detalle de sus propósitos de gobierno, los hechos estarán casi consumados.

Lo harán así simplemente porque les conviene y porque a los cordobeses, como al resto de los argentinos, les interesa mucho la política pero optan por no ocuparse de ella. ¿Alguien leyó alguna vez una plataforma electoral antes de votar?

Es sobre esas viejas y desdeñosas costumbres que el tiempo pasa y cada uno atiende su juego, siempre pendiente de las encuestas de último minuto.

De la Sota ya avisó que no hará una campaña de más de un mes. Es lo que dice. Pero desde el verano anda pueblo por pueblo como quien no quiere la cosa, haciéndose ver y levantando puntos en cada sondeo. No es un secreto que el ex gobernador tiene su mayor apoyo en el interior. Tampoco que en cada población a la que va, luego las mediciones registran un respingo de intención de voto a su favor. "Suma tres o cuatro puntos por ir y hacerse ver", dice un veterano de los caminos.

Polarizar, un verbo complicado. Más cauto por consejo de su asesor uruguayo, Juez tiene por delante instalar la idea de que sólo él podrá sacar al peronismo del poder. Ese hipotético triunfo precisa de una situación de polarización entre él y De la Sota, que radicales y peronistas se obstinarán en evitar.

Las tan mentadas encuestas de hoy no anuncian con precisión el destino que busca el ex intendente. Juez está muy lejos de De la Sota en el interior y no pone ni las manos en muchos pueblos chicos, donde la tradición bipartidista se mantiene a salvo de su aparición. Su fuerte sigue entre los habitantes de la ciudad de Córdoba, donde no tiene un candidato a la Municipalidad y sus enemigos esperan limarlo con sus fallas como intendente.

Juez continúa fiel a sí mismo. Un día se corre a la izquierda para enviar unos piropos al kirchnerismo y otro, apurado cuando tiene que responder sobre quienes integran sus equipos, nombra a dos economistas tan respetados como conservadores.

Aguad, el candidato radical, sabe que no puede seguir tan lejos en las encuestas sin correr riesgos serios. Son esas mediciones endiabladas las que ya llevaron a la mayoría de los intendentes de la UCR a convocar a elecciones anticipadas. Es la táctica que vienen usando desde que gobierna el peronismo, al que dejaron de sentir como un adversario para disfrutarlo como el hermano mayor que maneja la provincia.

Aguad sabe mejor que ninguno que su candidatura se desbarrancará por el abismo de la polarización si no da un par de golpes fuertes en el próximo mes. De la Sota y el peronismo están interesados en que el radical siga a flote cuando ingresen en las semanas previas a la elección. Una oposición dividida pero fuerte es la mejor opción para garantizar el cuarto mandato consecutivo del PJ.

Candidato a ministro. El ex gobernador promete una campaña corta, para evitar ser blanco de los tiros de Juez, que siempre creció disparando en su contra. Y para montarse sobre el festival de inauguraciones de la gestión provincial de Juan Schiaretti.

El gobernador estira los tiempos y gana espacio en su estadía en el poder con el simple recurso de no ponerle plazo fijo a la elección de su sucesor. Pero no pasará de abril ese anuncio que las leyes electorales de Córdoba habilitan como una ventaja para el oficialismo del momento.

A Schiaretti no le faltará trabajo después de irse del cargo. Será candidato a diputado nacional por el peronismo. ¿O algo más?

Un periodista de buena fama escuchó de un funcionario kirchnerista estas palabras: "Julio (De Vido, el superpoderoso ministro de Planificación Federal) ya le dijo a Cristina que no quiere seguir otro mandato. Tiene problemas de salud y está cansado. Y acá muchos están pensando en ‘el Gringo’ para reemplazarlo".

"El Gringo, que es Schiaretti", hubiera dicho el finado.