Hollande asumió en Francia
En su discurso, el nuevo Presidente llamó a "abrir una nueva vía en Europa". El país despertó con la noticia de que la economía no creció en el primer trimestre.
Francia estrena nuevo presidente con la asunción de Hollande como el primer mandatario socialista del país en casi dos décadas, en una ceremonia que se realiza en el Palacio del Elíseo, en el centro de París.
Hollande llegó el martes al palacio presidencial del Elíseo para dar inicio al traspaso de poderes con el jefe de Estado saliente, el conservador Nicolas Sarkozy, que cumplió un sólo período y al que los electores echaron de la presidencia en los comicios de principios de mes, donde obtuvo el 21,6% de los votos.
Tras estrecharse las manos ante las cámaras, los dos hombres se reunieron a puertas cerradas en el despacho presidencial para la transmisión de los procedimientos relativos al armamento nuclear. Luego tuvo lugar la ceremonia oficial de investidura y el discruso de Hollande, en el que llamó a "abrir una nueva vía en Europa".
"La unión y la esperanza deben ser el hilo conductor", afirmó el mandatario, en un discurso en el que apeló a la reconciliación.
El nuevo jefe de Estado remontará la avenida de los Campos Elíseos a bordo de un tradicional Citroen descapotable, hasta el Arco de Triunfo, donde rendirá homenaje a la tumba del soldado desconocido. Luego se trasladará al ayuntamiento parisino para un breve encuentro con el alcalde socialista Bertrand Delanoe, quien llamó a los militantes de centroizquierda a acudir a saludar al mandatario.
El virtual presidente llega al poder enarbolando la bandera de una "presidencia normal" que aspira a contrastar con el estilo de Sarkozy. Deberá lidiar con una economía cada vez más estancada, en medio de una crisis internacional que no avizora una solución a corto plazo. El flamante mandatario prometió romper con las políticas de austeridad impulsadas por su antecesor.
Horas más tarde, Hollande se reunirá con la canciller alemana Angela Merkel para analizar asuntos cruciales sobre la respuesta europea a la crisis. Deberán limar asperezas, ya que desde la campaña la líder germana apoyó a Sarkozy y el socialista anticipó sus intenciones de discutir medidas de estímulo que impulsen el crecimiento, al margen de la política de ahorro fiscal.
Merkel no se ha mostrado en desacuerdo en principio, pero es poco probable que Berlín acepte algo que requiera un gasto extra que aumente la deuda pública.
Hollande llegó el martes al palacio presidencial del Elíseo para dar inicio al traspaso de poderes con el jefe de Estado saliente, el conservador Nicolas Sarkozy, que cumplió un sólo período y al que los electores echaron de la presidencia en los comicios de principios de mes, donde obtuvo el 21,6% de los votos.
Tras estrecharse las manos ante las cámaras, los dos hombres se reunieron a puertas cerradas en el despacho presidencial para la transmisión de los procedimientos relativos al armamento nuclear. Luego tuvo lugar la ceremonia oficial de investidura y el discruso de Hollande, en el que llamó a "abrir una nueva vía en Europa".
"La unión y la esperanza deben ser el hilo conductor", afirmó el mandatario, en un discurso en el que apeló a la reconciliación.
El nuevo jefe de Estado remontará la avenida de los Campos Elíseos a bordo de un tradicional Citroen descapotable, hasta el Arco de Triunfo, donde rendirá homenaje a la tumba del soldado desconocido. Luego se trasladará al ayuntamiento parisino para un breve encuentro con el alcalde socialista Bertrand Delanoe, quien llamó a los militantes de centroizquierda a acudir a saludar al mandatario.
El virtual presidente llega al poder enarbolando la bandera de una "presidencia normal" que aspira a contrastar con el estilo de Sarkozy. Deberá lidiar con una economía cada vez más estancada, en medio de una crisis internacional que no avizora una solución a corto plazo. El flamante mandatario prometió romper con las políticas de austeridad impulsadas por su antecesor.
Horas más tarde, Hollande se reunirá con la canciller alemana Angela Merkel para analizar asuntos cruciales sobre la respuesta europea a la crisis. Deberán limar asperezas, ya que desde la campaña la líder germana apoyó a Sarkozy y el socialista anticipó sus intenciones de discutir medidas de estímulo que impulsen el crecimiento, al margen de la política de ahorro fiscal.
Merkel no se ha mostrado en desacuerdo en principio, pero es poco probable que Berlín acepte algo que requiera un gasto extra que aumente la deuda pública.